Rayderley Zapata ha entrado en la historia de la gimnasia española por la puerta grande. El dominicano, nacionalizado español, logró conquistar la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tras un ecelente ejercicio de suelo.
De hecho, Zapata obtuvo la misma puntuación que el israelí Artiom Dolgopyat, medalla de oro.
El español salió en segundo lugar y llevó a cabo sus series programadas. A pesar del gran rendimiento ofrecido, la cantidad de rivales que quedaban por salir hizo sufrir más de la cuenta, pero nadie, a excepción de Dolgopyat, pudo hacer sombra al representante español.
Tanto es así, que conforme avanzaba la gran final y Zapata iba siendo más consciente de que tenía muy cerca una medalla olímpica, comenzó a derrumbarse, llorando a sabiendas de que estaba realmente próximo a conseguir su sueño.
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Quedaba únicamente por salir el kazajo Milad Karimi y, fuera cual fuera su puntuación, el gimnasta español ya tenía una medalla en el bolsillo, faltando únicamente por conocer cuál era el metal. Finalmente, fue plata y Zapata derrumbó la puerta de la historia.
Y es que se trata de la primera medalla olímpica española en gimnasia desde que Gervasio Deferr se hiciera con la plata en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
¿Quién es Ray Zapata? El gimnasta que a los 17 años era "demasiado mayor" para ser deportista de élite
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Ray Zapata no tuvo unos inicios fáciles en la gimnasia. Nacido en Santo Domingo (República Dominicana) en 1993, llegó a Lanzarote con 10 años. Allí se enamoró de la gimnasia: fue a ver una exhibición de sus hermanas y se quedó perplejo al comprobar que había chicos de su edad practicando.
Comenzó a interesarse por la gimnasia y viendo competir a Gervasio Deferr, poseedor de tres medallas olímpicas, se puso el objetivo de llegar a competir en los Juegos Olímpicos.
Zapata comenzó a entrenar y a dedicarse en cuerpo y alma a la gimnasia. Sin embargo, con 17 años, llegó el primer gran obstáculo: intentó ingresar en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, pero le dijeron que "ya era demasiado mayor" para entrenar como un deportista de élite.
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Lo cierto es que a esas edades, en gimnasia, muchos deportistas tratan de poner su nombre en competiciones internacionales. Ray Zapata apenas estaba empezando, pero no se rendiría: "Era muy mayor, iba un par de años tarde y mi base era muy, muy escasa", reconoció.
Conoció a Gervasio Deferr en persona en un campeonato de España. El gimnasta, que con 18 fue campeón del mundo y con 19 campeón olímpico, vio en Zapata una gran capacidad atlética. El exgimnasta olímpico Víctor Cano, junto a Deferr, vio en el joven un diamante por pulir.
Por eso ambos viajaron a Lanzarote para convencer a la familia de Ray Zapata para que el chico ingresara en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, donde acabaría entrenando tres años antes de trasladarse a Madrid.
En 2014 logró la medalla de bronce en salto del potro durante la Copa del Mundo y en 2015 conquistó el oro en suelo en los Juegos Europeos y el bronce en el Mundial. Aquello le valió un billete para Río 2016, donde acarició la final tras finalizar en undécima posición. En Tokio 2020 logró ni más ni menos que la medalla de plata.
Ahora llega a París 2024 con el deseo de volver a colgarse una medalla.
Ray Zapata, un gimnasta con su propio salto reconocido por la Federación Internacional
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En 2017, Ray Zapata presentó un nuevo movimiento en la Copa del Mundo de Cottbus (Alemania). Para ello, presentó un vídeo y una descripción del nuevo elemento al juez responsable.
Se trata de un doble mortal adelante con un giro y medio longitudinal, añadiendo medio giro a la máxima dificultad realizada. Lleva por nombre su apellido, Zapata, y fue aprobado por la comisión técnica de la Federación Internacional con una dificultad 'G'.
Cabe recordar que, en el suelo, sólo dos saltos alcanzan mayor índice de dificultad, el 'H': el triple mortal atrás (Liukin) y el doble mortal atrás extendido con triple pirueta (Shirai).