Arvydas Sabonis fue un extraordinario jugador de baloncesto que brilló en Valladolid y en el Real Madrid antes de dar el salto a Estados Unidos. Considerado uno de los mejores pívot del mundo, el exjugador lituano causó sensación desde la década de los ochenta hasta el inicio del siglo XXI.
Además, Sabonis forma parte del Basketball Hall of Fame y fue incluido, en 2021, en el Hall of Fame del baloncesto español, dando muestra del excelente recorrido que mantuvo en España y de las excelentes cualidades que poseía.
Sin embargo, nacido en 1964, Sabonis se formó en la antigua Unión Soviética que, entre otros asuntos, le daba un importante valor al deporte y trataba de retener a las principales figuras del país. Por ello, su salida de Zalgiris Kaunas, donde estuvo siete temporadas, hacia Valladolid estuvo marcada por una intrahistoria desconocida hasta el momento.
En una entrevista en exclusiva con DAZN, Arturo Ortega, un afamado agente de jugadores de baloncesto, detalló cómo se fraguó la llegada de uno de los jugadores llamados a marcar una época a España, donde estaba previsto que aterrizara en el Valladolid.
"Si no recuerdo mal porque esto fue en el año 87 o 88 en Bilbao. Yo había estado toda la noche haciendo a mano un contrato completo de Sabonis para jugar con el Forum Valladolid de la época. A eso de las 7 de la mañana, el coronel Alexander Gomelsky nos llama a mí y al que en aquel momento era mi socio, José Antonio Arizaga, a su habitación, a la habitación de Gomelsky".
Fue entonces cuando, según narró Ortega, ocurrió un hecho insólito en las negociaciones, que se llevaron a cabo en la más estricta confidencialidad por la vigilancia a la que pudiera estar sometido.
"Para empezar, nos hace pasar uno a uno porque no quería testigos de la conversación. Cuando entro yo en la habitación, que entré primero, Gomelsky empieza a gritar. '¡Es imposible, es imposible! Sabonis es una leyenda de la Unión Soviética, ¡jamás saldrá de nuestro baloncesto!'".
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"En ese momento subió el volumen de la televisión a tope, pero a tope a tope, y empezó a hablar en susurros, y ahí discutimos cuáles eran las condiciones de la contratación de Sabonis para que saliera de la Unión Soviética, cómo se repartían las comisiones, qué tenía que hacer cada uno...".
"Ahí quedó todo pactado. Yo me quedé muy extrañado, hasta que después le pregunté al coronel Gomelsky y me dijo 'la KGB está en todos los sitios'".