No llegó Saunders al noveno asalto después de que Saúl Álvarez le destrozara el pómulo derecho con un buen golpe de derechas. Se rindió su esquina, cantó el KO técnico Michael Buffer y la casa de los Dallas Cowboys coronó a Canelo como el campeón unificado de la Asociación Mundial de Boxeo (WBA), el Consejo Mundial de Boxeo (WBC) y la Organización Mundial de Boxeo (WBO).
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Resistió mucho y bien el invicto campeón de la WBO, pero después de ocho asaltos y sufrir un duro revés en el pómulo derecho, la esquina de Billy Joe Saunders dijo basta. Antes siquiera del noveno asalto, con la parte inferior del ojo hundida, y provocando que Michael Buffer cantara la victoria por KO técnico.
Con el conocimiento que el estilo de Saunders sería complicado, por zurdo y escurridizo, la estrategia del multicampeón de Guadalajara consistió en ir demoliéndolo poco a poco con potentes ganchos en contragolpeo y uppers, pero la capacidad de huir del peligro de Saunders convirtió la tarea en difícil.
Sin embargo, sin dejarse intimidar por las señas de Saunders, quien le sacó la lengua y bajó la guardia para invitarlo a entrar, Canelo siguió al pie de la letra la estrategia elaborada por Eddy Reynoso. Hasta que llegó el octavo round, donde hizo gala de sus mejores golpes de poder y donde Saunders sufrió la lesión que lo obligó a abandonar la contienda y así sumar su primera derrota profesional.
“La verdad, la pelea no fue tan difícil como lo esperaba, pero ahí es donde me doy cuenta que mi preparación es buena y que mejoro día a día. Cuando acabamos el octavo, regresé a mi esquina y les dije que él (Saunders) ya no iba a salir. Lo sabía”, explicó el peleador que mejoró su récord a 56 triunfos, una derrota y un empate, con 38 nocauts.