La temporada en el baloncesto europeo está alcanzando las últimas rondas con la disputa de los partidos decisivos y, por este motivo, los jugadores de los distintos equipos se dejan el todo por el todo. También, por supuesto, en la Eurocup.
La segunda máxima competición continental en el baloncesto de Europa se encuentra en la fase de cuartos de final, con los clubes pugnando por una plaza en las semifinales de un torneo que es altamente complicado conquistar a tenor del nivel de los contendientes.
El Frutti Extra Bursaspor se jugaba el pase a la penúltima ronda de la Eurocup ante el Cedevita Olimpija Ljubljana en Eslovenia. El combinado turco, de ganar, se mediría a un MoraBanc Andorra que logró superar al CB Gran Canaria para alcanzar las semifinales.
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El conjunto visitante se mostró superior durante todo el partido y logró sellar su pase a la siguiente ronda con una solvente victoria que se fraguó durante todo el encuentro, en el que los de Dušan Alimpijević no le dieron opciones al combinado esloveno.
Sin embargo, una de las cosas más llamativas y sorprendentes estuvo alejada del baloncesto. John Holland, escolta del Bronx de 33 años del conjunto turco, llamó la atención con unas sorpresivas declaraciones a los medios oficiales de la competición al término del segundo cuarto.
Bursaspor comenzó el segundo cuarto con dos puntos de renta sobre su rival, pero la renta fue aumentando con el transcurrir de los minutos hasta llegar a los 15 puntos de diferencia a pocos segundos para alcanzar el descanso, al que se llegó con 36-50.
Una vez que sonó la bocina para indicar el camino de los vestuarios, Holland atendió a los medios oficiales de la Eurocup y, cuestionado sobre los quehaceres del equipo durante el partido, el jugador estadounidense sorprendió a propios y extraños.
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"Somos perros, y no cualquier tipo de perro, somos pitbulls", respondió el escolta del Frutti Extra Bursaspor.
Hasta ahí, todo podía parecer medianamente normal en una respuesta que el jugador utilizó para dar a entender la importancia del partido y el objetivo de su equipo. Pero Holland no se quedó ahí.
Y es que, justo después de pronunciar la frase, y antes de que el periodista pudiera, ni siquiera, despedirlo, comenzó a gruñir, algo que hizo hasta en dos ocasiones, mirando a la cámara fijamente mientras se iba con el resto de sus compañeros.
Sin duda, una simpática anécdota en un partido que sirvió para que MoraBanc Andorra conociera su rival en las semifinales de la siempre competida Eurocup.