El clima jugó un papel fundamental en el GP de Singapur de Fórmula 1, que acabó siendo coronado por Checo Pérez por delante de Charles Leclerc y Carlos Sainz. La prueba en Marina Bay era, además, la primera en la que Max Verstappen podía proclamarse, oficialmente, bicampeón del mundo.
Finalmente no fue así y el neerlandés tuvo que conformarse con una mediocre séptima plaza en un día en el que intentó todo para sobrepasar sin éxito a Fernando Alonso, primero, y a Lando Norris, después. El asturiano abandonó por un fallo en su monoplaza; el británico se mostró intratable y concluyó muy cerca del podio.
El piloto madrileño de Ferrari finalizó, de nuevo, en el top tres de una carrera y se vio superado únicamente por dos coches, uno de ellos el de su compañero de equipo. Por este motivo, la carrera en Singapur fue especialmente importante: Ferrari está envuelta en la defensa de la segunda plaza del campeonato de constructores.
En el caso del piloto monegasco, la carrera fue aún más decepcionante puesto que volvió a suceder la tónica habitual de la temporada: la pole lograda en la clasificación no se traduce en una victoria el domingo. Nuevamente, Leclerc fue sobrepasado por un Red Bull.
Eso sí, el segundo clasificado en el Mundial de pilotos puso contra las cuerdas, en más de una ocasión, al mexicano. A medida que la pista se secaba, algo que nunca llegó a suceder al 100%, Leclerc se acercaba cada vez más al líder de la carrera.
Con la posibilidad de usar el DRS se abrió un mundo de posibilidades para el monegasco, que estaba en la distancia permitida para utilizarlo y disponía, a partir de ese momento, de una baza más que interesante para tratar de volver a situarse en cabeza.
Charles Leclerc y su enfado en la persecución a Checo Pérez: "¡Deja de hablarme!"
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Faltaba poco tiempo para el final de la sesión y el afán del de Ferrari se centraba en adelantar cuanto antes a Checo Pérez para escaparse y sumar un nuevo triunfo a su palmarés. En esa tesitura, la tensión era máxima y la concentración requerida llevaba a Leclerc al límite.
Además, el piloto mexicano haría frente, presumiblemente, a una sanción de cinco segundos por no respetar la distancia máxima permitida con el coche de seguridad mientras este tenía las luces aún encendidas, y todos eran conscientes de ello.
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Desde el equipo, por este motivo, indicaban constantemente a Leclerc, tal y como repasó Víctor Abad para DAZN en 'Código F1', la distancia que tenía con la cabeza de carrera, algo que, debido a la situación y a la tensión del momento, no agradó demasiado al piloto monegasco, que no se mordió la lengua.
"¡Deja de hablarme!", exclamó por radio un enfadado Charles Leclerc que, una curva después, deslizó con su monoplaza, perdiendo el tiempo suficiente como para salirse de la zona de DRS y viendo cómo se escapaba la posibilidad del triunfo.
Una situación que, evidentemente, lastró al piloto de Ferrari en su intento de coronar la carrera de Singapur, que acabó en segunda posición detrás del mexicano, quien fue sancionado posteriormente con cinco segundos, además de una reprimenda, por no respetar la distancia con el Safety Car.