Esteban Ocon se convirtió en el inesperado ganador del Gran Premio de Hungría de Fórmula 1 en una carrera completamente loca que empezó con accidente de Valtteri Bottas y acabó con Fernando Alonso frenando a Lewis Hamilton con el que sirvió en bandeja un triunfo histórico a Alpine.
"Es increíble trabajar junto a Fernando Alonso. Es un tío fantástico y trabaja muy bien. Estoy disfrutando de la colaboración que tenemos", comentó Esteban Ocon ante los medios oficiales de la Fórmula 1 minutos después de proclamarse ganador de la carrera.
La intrahistoria, como os contábamos en el primer párrafo, es que gran parte del triunfo de Ocon radica en la lección de pilotaje de Fernando Alonso frenando a Lewis Hamilton durante once vueltas. El asturiano logró la hazaña conduciendo un monoplaza realmente inferior al de Mercedes y teniendo que suplir esas carencias con experiencia y aciertos.
Al final del Gran Premio, Esteban Ocon y Fernando Alonso dieron una especie de vuelta de honor por Hungaroring, síntoma de felicidad y unión dentro del seno de Alpine.
Ambos se saludaron nada más ganar Ocon. De hecho, cuando aparcaron los monoplazas, Fernando Alonso aplaudió a su compañero mientras este se abrazaba a los ingenieros y mecánicos de Alpine.
La bestial defensa de Fernando Alonso ante Lewis Hamilton
El GP de Hungría de Fórmula 1 fue una carrera accidentada desde el principio, con cinco monoplazas fuera en la primera curva y Verstappen en la cola de la parrilla. Una mala estrategia de Mercedes, además, dejó poco después a Lewis Hamilton último.
Ocon se situó líder y Vettel siguió su estela en la segunda posición. A falta de 15 vueltas para el final, Fernando Alonso marchaba en cuarta posición y Lewis Hamilton, quinto, llegaba con neumáticos medios y, con una velocidad endiablada buscando la victoria, intentaba adelantarle.
El británico disponía de recursos mucho mejores que los del español: mejor coche, una dinámica muy positiva volando sobre el trazado húngaro, y Fernando Alonso, además, con neumáticos duros.
El piloto de Mercedes llegaba convencido de poder adelantar y en la recta, en la primera oportunidad, abrió el DRS para acercarse lo máximo posible al español. Intentó alcanzar el interior, pero el asturiano le cerró la puerta.
Lo volvería a intentar inmediatamente después, pero el de Alpine volvería a cerrarle la persiana. Una defensa inconmensurable que Hamilton trataba de derribar, sin éxito, una y otra vez.
La magia de Fernando Alonso duró 11 vueltas: el piloto británico lo adelantó a falta de cuatro para el final y puso dirección a Carlos Sainz, tercero.