La carrera del GP de Canadá de Fórmula 1 estaba marcada en rojo por todos los aficionados españoles al automovilismo después de la excelente sesión de clasificación realizada por Fernando Alonso el sábado en Montreal.
El piloto asturiano ilusionó a todo el mundo, brillando en la lluvia canadiense y poniendo las cosas complicadas a pilotos que disponen de un mejor monoplaza. De hecho, en la sesión de clasificación, el ovetense fue siempre el segundo mejor tiempo.
Por todo ello, y conscientes de que en Alpine gozan de una buena velocidad punta en las rectas, los aficionados soñaban con volver a ver a Alonso en el podio o, al menos, compitiendo con los mejores durante una carrera.
Y no empezó mal. Tras una salida que, si bien no fue buena, sirvió para mantenerse relativamente cerca del vigente campeón del mundo y máximo favorito, Max Verstappen, Alonso exprimió al máximo su Alpine buscando el pleno rendimiento.
Pero pronto empezarían a llegarle cosas en contra. En la vuelta 9, el compañero del piloto neerlandés, Checo Pérez, sufría un problema técnico y se retiraba de la carrera. Ello provocaba la aparición de un Virtual Safety Car, que aprovechó Verstappen para pasar por boxes y cambiar neumáticos.
Aun así, en aquel instante era aún demasiado pronto para parar en boxes y cambiar la estrategia. Sin embargo, en la vuelta 20, Mick Schumacher sufre el mismo problema que Checo Pérez y se retira, motivando de nuevo un Virtual Safety Car.
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En ese momento sí aprovecha, la gran mayoría de pilotos, la situación para pasar por boxes y cambiar neumáticos. Carlos Sainz sí lo hizo. A Fernando Alonso, en cambio, no le dio tiempo por apenas unos segundos y el VSC se cerró antes de la llegada del asturiano al pitlane.
El de Alpine, cuyos neumáticos se caían y perdía cada vez más tiempo por vuelta, entró seis vueltas más tarde en un parada que, si bien fue de un tiempo óptimo, envió al ovetense a una situación catastrófica, teniendo en cuenta la posición de partida, en la séptima plaza.
A partir de ahí, el bicampeón del mundo español navegó entre la sexta y la séptima posición en un domingo en el que tenía depositadas muchas esperanzas y que la mala fortuna, unida a un problema mecánico, acabó condenando.