El doblete ferrarista es el primer fruto de un trabajo muy bien hecho en Maranello desde hace tiempo. Recordemos que hasta Binotto se ausentó de varias carreras en 2021 para supervisar el desarrollo del coche actual. Ferrari era muy consciente de que este cambio de reglamento era un ahora o nunca para volver a la senda de la victoria.
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Es evidente que el coche ha nacido en perfecto estado de salud y el equipo está muy centrado, pero de poco serviría sin dos grandes pilotos para lograr los resultados. Si calculásemos la nota media entre las alineaciones de pilotos, la más alta sería para la pareja de Leclerc-Sainz, equilibrada, joven, talentosa y con muchas ganas de comerse el mundial.
Y ya lo estamos viendo. En este inicio Leclerc se ha adaptado al coche como un guante, lo ha hecho todo a un nivel sobresaliente, ya que de otra forma no habría salido victorioso de las batallas cuerpo a cuerpo contra el Red Bull de Verstappen.
Ambos se escaparon en la salida y protagonizaron un duelo memorable tras la primera parada. Dos veces adelantó Verstappen a Leclerc en la curva 1 después de la recta y dos veces le recuperó la posición Leclerc en la curva 4. En la tercera ocasión, el campeón se pasó de frenada y Leclerc no volvió a ser atacado. En la segunda parada, Red Bull se equivocó ordenando a Verstappen que no empujase en la vuelta de salida y, en el final, la aparición del coche de seguridad arruinó la estrategia de Red Bull que, para colmo, se vio obligado a abandonar por diversas averías.
Victoria incontestable de Leclerc y podio muy merecido de Carlos, quien, al contrario que su compañero, tuvo muchos más problemas de adaptación al coche durante todo el fin de semana. El madrileño estuvo lento en la salida, pero lo compensó con una buena defensa en las curvas frente a Pérez y Hamilton. Por ritmo estuvo lejos de disputar la victoria, aunque tampoco cerca de perder la tercera posición. Luego el desplome de Red Bull le haría subir un peldaño más. Si en un ‘finde’ duro queda segundo, ¿qué podemos esperar en uno bueno?
Un mazazo de cero puntos
Red Bull ha sufrido uno de los finales de carrera más crueles que se recuerdan con sus dos monoplazas teniendo que ser retirados antes de la bandera a cuadros. Todo debido a problemas en la bomba de gasolina que no llegaba a proporcionar suficiente combustible a los motores de Verstappen y Pérez. Una avería que apareció en ambos coches justo en las últimas vueltas cuando el equipo de Horner preparaba el asalto a los Ferrari.
Red Bull planificó sus ataques en las paradas pues la alta degradación de los neumáticos hacía imposible una larga cacería en pista, sin embargo, Verstappen no pudo con Leclerc en el primer envite y en la segunda parada, siguiendo órdenes para no desgastar las gomas, Verstappen no apretó lo suficiente para acercarse al monegasco en su salida de boxes. El campeón se quejó amargamente por radio.
La última carta era la tercera parada, otro ‘undercut’ de Verstappen que se vio neutralizado por la salida del coche de seguridad tras el incendio en el Alpha Tauri de Gasly (tres Red Bull-Honda caídos en Baréin). La resalida pilló por sorpresa a Verstappen, Leclerc se escapó y ‘Mad Max’ tuvo que defenderse de Carlos Sainz sin potencia y con daños en la dirección causados por el gato en el último ‘pit stop’. Verstappen cedió ante Carlos y empezó a desangrarse hasta el punto de tener que abandonar. ‘Checo’ Pérez sufrió el mismo problema de motor y trompeó hasta atascarse en la última vuelta. La fiabilidad condenó a Red Bull y primeras pierden mucho terreno frente a Ferrar y Mercedes, el gran beneficiado de la debacle con Hamilton terminando tercero.
La nueva Fórmula 1
Bastaron las primeras vueltas de la carrera de Bahréin para darnos cuenta de que esta Formula 1 es distinta. La diferencia más reconocible es que ahora los coches van más cerca unos de otros, los de delante ya no generan tanto aire turbulento y esto nos ofrece más batalla y posibilidades de adelantamiento. También el DRS se ha mostrado menos eficaz, los coches son entre uno y dos segundos más lentos que el año pasado y los neumáticos ofrecen un rendimiento mejor a costa de desgastarse más rápido, al menos en el abrasivo circuito de Sakhir.
Los cambios han sentado bien o mal en función del equipo en el que nos fijemos. Ferrari se lleva el sobresaliente, especialmente en su motor, que también proporciona a Alfa Romeo y Haas. El éxito de estos equipos en Baréin se explica en buena parte por el propulsor de Maranello, aunque el quinto puesto de Kevin Magnussen, en su casa hace una semana, sigue siendo surrealista.
La fiabilidad de Red Bull ha disparado las alarmas, pero en principio esos problemas en la bomba de gasolina no deberían representar un desafío para sus ingenieros, más fallos así serán inaceptables.
En el grupo de los damnificados por la nueva normativa están, empezando por el que menos, Mercedes, a pesar de su gran botín en Bahreín, con el podio de Hamilton y el cuarto puesto de George Russell. Sin el hundimiento de Red Bull habrían sido quinto y sexto con total seguridad, pero no les subestimemos. En Brackley no tardarán en minimizar los rebotes y dar con la configuración adecuada para meterse en las victorias.
Mucho más complicado lo tienen en McLaren, donde los problemas de frenos les lastraron hasta el punto de hacer el peor inicio de temporada de su historia (14º y 15º) y Norris ya ha anticipado que seguirán pasándolo mal. No están solos, pues Aston Martin y Williams huelen a colistas.
¿Y el plan? No ha empezado mal. Los dos Alpine puntuaron: Ocon séptimo y Alonso noveno. Les faltó ritmo en carrera y de momento empiezan el año en la zona media, donde les han salido nuevos rivales como los Haas y los Alfa Romeo. El coche es estable y de momento necesitamos más carreras para saber hasta donde puede llegar Fernando Alonso en este ilusionante campeonato.