Cuando todo parecía perdido. En ese momento apareció él, Alexandre Lacazette, para restablecer la igualada en el marcador del Emirates Stadium. El gol del empate llegó con el tiempo de descuento sobrepasado, pero el Arsenal siempre creyó.
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Lo hizo a pesar de que, poco después de que comenzara la segunda parte, Benteke igualara el gol de Aubameyang de la primera. Y siguió creyendo cuando Edouard, a falta de menos de 20 minutos para el final del partido, confirmó la remontada del Crystal Palace con un potente golpeo que se alojó en la red local después de tocar el larguero.
El Arsenal encerró a su rival en su campo hasta el final, consciente de que en cualquier jugada se podía esconder la recompensa del gol. Y la encontró. Mike Dean, árbitro del partido, descontó 4 minutos a partir del 90. Era el 94:30 y los de Mikel Arteta seguían atacando.
Desde la banda izquierda, Pépé colgaba el balón al interior del área a la desesperada. Entonces se montó el lío. Una prolongación gunner era acertada en un primer momento por la defensa de los eagles, pero el balón caía a los pies de Ben White que, con una volea con la pierna izquierda, remató como pudo.
Guaita la despejó con su pie izquierdo, también, como pudo, dejando la pelota franca para que Lacazette, completamente solo, batiera a placer la portería del Crystal Palace, llevando el delirio y la locura a las gradas del Emirates Stadium. El ariete francés había empatado sobre la bocina y se fue a celebrarlo a la grada, con los aficionados, en un momento cúspide del partido que supo a gloria para los hinchas del Arsenal.
Es el segundo empate consecutivo de los de Mikel Arteta. El tercero de los de Patrick Vieira. Ambos están instalados en la zona media de la Premier League pero, sin ninguna duda, quien tendrá un mejor recuerdo de la noche de fútbol entre los dos equipos es el técnico español, que ha conseguido resucitar a un equipo que comenzó de una manera paupérrima el campeonato.