En el minuto 83 del Clásico, Ferland Mendy pudo sufrir un revés en su carrera profesional. A falta de siete minutos para el final, el Real Madrid ganaba 2-1 y Braithwaite se encontró con el lateral blanco en el área.
En realidad, la jugada no suponía una amenaza tan grande, pero el danés sorprendió a Mendy. Un rápido reflejo, un agarre de la camiseta y Braithwaite voló a través del aguacero de la noche madrileña. Los jugadores del Barça protestaron, gritaron, gesticularon. Pero el silbato de Jesús Gil Manzano permaneció en silencio. No hay penalti.
Una decisión que el entrenador del Barça, Ronald Koeman, consideró un claro error tras el partido, e incluso recalcó en Twitter a la mañana siguiente: "Decisión equivocada del árbitro y del VAR".
Finalmente el marcador se mantuvo 2-1. Podría haber sido la escena decisiva en la batalla por el campeonato español. Y la impetuosa entrada de Mendy podría haber sido la culpable de que el Real terminara la temporada sin ningún título antes de tiempo.
Porque en Madrid, un error así es suficiente para caer en desgracia ante la exigente afición, donde incluso grandes como Cristiano Ronaldo y Karim Benzema son abucheados. Sin embargo, Mendy está acostumbrado a luchar contra las adversidades.
El talento del francés se hizo notar muy pronto. A los nueve años ingresó en la cantera del París Saint-Germain. Dos años después, su padre falleció.
"Siempre había sido él quien me había llevado al fútbol cada día, quien había hecho todo por mí. Fue muy duro y difícil volver a salir de ese bache. Por él, quiero llegar lo más lejos posible. Quiero demostrar que todo lo que hizo por mí no fue en vano", dijo Mendy en una ocasión a la emisora del Real Madrid.
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Silla de ruedas y siete meses en el hospital: la trágica infancia de Ferland Mendy
Tres años más tarde, sufrió un nuevo revés. A los 14 años, Mendy empezó a experimentar fuertes dolores en las piernas tras una lesión. Los médicos le diagnosticaron artritis en la cadera. Mendy tuvo que ser operado y estuvo postrado en una silla de ruedas durante cuatro meses.
Se decía que nunca podría volver a jugar al fútbol, incluso no era seguro que pudiera volver a caminar. Se habló de la amputación de una pierna. Durante siete meses, Mendy estuvo hospitalizado. Mientras sus compañeros Presnel Kimpembe, Adrien Rabiot y Kingsley Coman se hacían un hueco en la cantera, Mendy tuvo que aprender a caminar de nuevo.
Diez años después, contaba esta historia con lágrimas en los ojos y la voz quebrada en su primera rueda de prensa como jugador del Real Madrid.
Pero Mendy tenía un largo camino por recorrer antes de llegar a la cima del fútbol mundial. El departamento médico del PSG se ocupó de él y así pudo dar sus primeros pasos y volver a sus primeros entrenamientos. Pero sus compañeros de equipo ya le habían superado.
"Tuve que empezar de cero físicamente, pero también técnicamente. Todo se complicó, fue un desastre", declaró Mendy a Le Parisienne en una entrevista. Pero luchó por volver al equipo. Un camino difícil. En cada partido, en cada duelo, sentía el dolor. Durante dos años. Hasta que el dolor finalmente desapareció.
Luego, a los 17 años, el siguiente golpe de la vida. El joven Mendy esperaba para saber si el PSG le ofrecería jugar en el equipo sub-19 del club. Pero el club tuvo dudas y esperó. No tenían claro si era lo suficientemente bueno para dar el siguiente paso.
Fue un error. Al no querer tomar esa decisión, provocaron que Mendy, cansado, fichase por el FC Mantois, un club de cuarta división. Un año después, fue fichado por el Le Havre, de segunda división. Pero no había lugar para el joven de 18 años en el primer equipo. Mendy tuvo que volver a luchar.
Durante dos años esperó su oportunidad en el segundo equipo, y finalmente la tuvo. A los 20 años, cinco después de que Mendy volviera a aprender a caminar, debutó como profesional en la segunda división francesa.
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Ascenso de cuento de hadas: de cuarta división al Real Madrid
A partir de ese momento, la historia cambió de manera radical. Los años siguientes son el sueño de todo niño: de talento, a suplente, y a jugador regular en solo un año. Una temporada más tarde, el Olympique de Lyon pagó 5 millones de euros a Le Havre por Mendy.
Su talento se impuso rápidamente, se convirtió en titular y, tras una buena temporada con el Lyon, tuvo la oportunidad de jugar sus primeros minutos en la Champions League ante el Manchester City, en un partido que acabó 2-1.
Dos meses después, Mendy se despertó con cinco llamadas perdidas de su club. "Solo pensé: ¿Qué hice mal? ¡Se me ha olvidado el entrenamiento!", dijo Mendy en una rueda de prensa.
Pero cuando devolvió la llamada no contestó nadie enfadado: Didier Deschamps quería hablar con él y convocarlo con la selección francesa, a pesar de que nunca había jugado en categorías inferiores, debido a los problemas físicos que marcaron su adolescencia.
Unos meses después, el teléfono volvió a sonar. Esta vez, los responsables del Real Madrid estaban al otro lado del teléfono. Zinedine Zidane había observado a su compatriota y, poco a poco, quería convertirlo en el sucesor de Marcelo.
A pesar de la cláusula de casi 50 millones de euros, el fichaje de Mendy por el Real Madrid en el verano de 2019 pasó ligeramente desapercibido. Junto a él, llegaron Eden Hazard, Eder Militao, Rodrygo y Luka Jovic, lo que hacía que el francés pareciese el patito feo del mercado.
Casi nadie creía en el francés, que, con 24 años, ya no era un chaval para desbancar a Marcelo, uno de los jugadores más importantes del Real Madrid. Mendy debía ser un buen recambio, nada más.
Pero un año y medio después, Mendy es indiscutiblemente el mejor fichaje de aquel mercado en el que los blancos gastaron 350 millones de euros. Ya en noviembre de 2019, Mendy había desbancado al brasileño como lateral izquierdo titular.
Mendy en el banquillo con Zidane
Mendy no tiene la calidad técnica u ofensiva de Marcelo, pero es algo que no se le puede reprochar al francés. Su compañero es uno de los mejores laterales de todos los tiempos. Pero su físico y su juego vertical son mucho más eficientes que los del brasileño.
En el partido contra el Barcelona, Mendy apenas había aparecido hasta el duelo con Braithwaite en el minuto 83. No porque hiciera un mal partido, sino porque se ciñó exactamente a las instrucciones de Zinedine Zidane.
Cuando el Barcelona tenía el balón, que era el 70% del tiempo, Mendy se movía por el exterior de una línea de cinco hombres, tenía que moverse entre Lionel Messi, Ousmane Dembélé y Segiño Dest, y apenas cometía errores. La participación de Mendy en el partido fue limitada, ya que Lucas Vázquez asumió el papel de lateral ofensivo, y Mendy actuó como tercer central para proteger los ataques del Barcelona.
Pero esa actuación es una excepción. Normalmente, Mendy es una parte importante de la construcción del juego en el Real Madrid. Especialmente, cuando no juega Sergio Ramos, que ha sido muy a menudo durante la última época del sevillano en el club blanco.
El dúo que forman Mendy y Vinicius Júnior es, habitualmente, la opción elegida por Zidane en la delantera. El 42% de los ataques del Real han llegado por la izquierda esta temporada. En laliga, sólo el Eibar y el Osasuna atacan por la banda izquierda con una frecuencia similar.
A diferencia de Marcelo, Mendy rara vez regatea hasta la línea de fondo. Se centra en los pases y, cuando se presenta la oportunidad, se adentra en el área.
Un jugador sencillo que, precisamente por serlo, es bueno para el conjunto de estrellas del Real Madrid. Un jugador que, en muy poco tiempo, ha conseguido que casi nadie eche de menos a uno de los mejores laterales de la historia del club. Que, en cada parada de su vida, ha conseguido perseverar a pesar de las circunstancias más adversas. Que, tras una fea lesión en su adolescencia, logró convertirse en un habitual del club más grande del mundo y en vigente campeón del mundo con su selección.
Todo, a pesar de haber estado en una silla de ruedas. Pero Mendy no diría "a pesar de". Él diría que "a causa de". En sus palabras, "está absolutamente claro que esta lesión me hizo más fuerte. Me enseñó a no tirar nunca la toalla y a ser más decidido".
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