12 de marzo de 2015, 19:00 horas, inicio del partido de ida de los dieciseisavos de final de la Europa League. El Wolfsburg contra el Inter de Milán, un escaparate perfecto en el que emergen los grandes talentos para atraer la atención de los grandes del continente. El choque se disputa en Alemania con un frío intenso.
El Inter de Milán se pone por delante a las primeras de cambio, en el minuto seis. Después de eso, el Wolfsburgo mejora. Hay un hombre sobre el que gira el juego. Es como si todos los balones pasasen por los pies de Kevin De Bruyne, de 24 años.
Gana balones divididos, cambia el juego y hace más ancho el campo. Mete la directa o ralentiza sus acciones según lo que necesita su equipo. Puro control y elegancia. Solo su cara roja y su cabello pelirrojo te hacen darte cuenta de que estás viendo a un chico tan joven.
Leer más | Ryan Mason: de la "suerte de estar vivo" a volver como entrenador al Tottenham
Kevin de Bruyne: el chico humillado por "ser como era" que se convirtió en superestrella
Getty Images
Minuto 28: Kevin De Bruyne ejecuta un córner para ponerla directa en la cabeza de Naldo. Es el empate.
Minuto 63: Kevin De Bruyne provoca un error del portero. Es el 2-1.
Y luego, en el minuto 75, el belga se prepara para lanzar una falta. Toma carrerilla y dispara. La pelota acaba dentro de la portería. Kevin De Bruyne corre hacia el banderín de córner. Es la culminación de una actuación increíble ante todo un Inter de Milán. Levanta ambos brazos y los extiende: ¡MÍRAME!
Leer más | Conoce a Aitana Bonmatí, la brújula del FC Barcelona femenino
Unos meses más tarde, Kevin De Bruyne se marchó al Manchester City por 74 millones de euros. Allí ha logrado alzarse seis veces con la Premier League y ha ganado 20 títulos en total hasta la fecha, incluyendo la Champions League 2022/23.
En 2018 terminó tercero con Bélgica en el Mundial de Rusia. En 2020, la FIFA lo elegirá como el Centrocampista del Año. Pep Guardiola, su entrenador en Manchester, no tiene dudas: "Kevin es el mejor jugador del mundo".
Para comprender el fenómeno Kevin De Bruyne, merece la pena mirar hacia su pasado: ¿cómo se convirtió en el futbolista total que es hoy? Su vida y su carrera cuentan la historia de alguien que se ha mantenido fiel a sí mismo, siendo recompensado y castigado por ello. La historia de alguien a quien sus contratiempos le enseñaron cómo tomar las decisiones correctas en los momentos adecuados.
Leer más | ¿Cuántos títulos tiene el Manchester City?
Getty Images
Kevin De Bruyne, nacido el 28 de junio de 1991 en Drongen, Flandes Oriental, empezó a jugar al fútbol a los seis años.
Hay una anécdota de esta época que muestra el increíble talento del niño: Kevin a menudo juega a dar patadas al balón en el jardín de un amigo. Al hacerlo, rompen las macetas de sus padres de forma frecuente.
Para evitarlo, Kevin toma la decisión de jugar con su pierna más débil. Eso provocará que acabe siendo ambidiestro, una ventaja de la que hoy en día se sigue beneficiando.
Hay un vídeo en YouTube que muestra a Kevin De Bruyne como canterano del Gent en la final de la Copa Juvenil de Bélgica. De Bruyne ya lucía el dorsal 17, el que sigue usando a día de hoy en el Manchester City.
En el clip, el adolescente explica cuánto le gusta el Liverpool. Su jugador favorito y modelo a seguir es Michael Owen. Un día, dice, él también quiere jugar en Inglaterra.
Ronny Van Geneugden es alguien que ha seguido el viaje de Kevin De Bruyne desde el principio. El exjugador de 52 años creó la academia juvenil del Genk en 2003.
En total, estima Van Geneugden, ha convertido a 150 jóvenes en futbolistas profesionales, con nombres tan importantes en el panorama internacional como Thibaut Courtois, Divock Origi o el propio Kevin De Bruyne.
Si le preguntas a Ronny Van Geneugden sobre su primer recuerdo de Kevin De Bruyne, te habla de un niño flaco de 14 años que se presentó en su academia en 2005. Su talento era obvio, dice Van Geneugden en una entrevista con DAZN, pero le fue difícil imponerse a otros chicos de su edad por su frágil físico.
Lee más | Consulta la programación de DAZN
El más guerrero, el más exigente: De Bruyne no se calla
(C)Getty Images
Muchos niños de su edad ya habían crecido de forma acelerada en plena pubertad, pero Kevin De Bruyne no. Tiene un desarrollo físico tardío y, para poder estar a la altura de los demás, necesita ser técnicamente muy superior a esos chicos que le sacan dos o tres cabezas.
Quizá por eso Kevin De Bruyne es el más guerrero que sus compañeros, el más exigente. Si no le gusta algo en el entrenamiento, si va demasiado lento, si los compañeros de equipo son demasiado malos o no tienen la determinación suficiente, se lo dice directamente al equipo de entrenadores.
Que uno de los más “pequeños” sea el que más se queja cae bien entre los técnicos, sobre todo porque De Bruyne no lo hace por vanidad personal, sino para mejorar a todo el equipo.
Van Geneugden cuenta: “Algunos de nuestros jugadores tenían un talento comparable al suyo, pero incluso a esa edad ya tenía la mentalidad que se necesita para tener éxito".
La familia de acogida rechaza a De Bruyne "por ser como es"
(C)Getty Images
Pero hay un problema, De Bruyne ofende con esta mentalidad. Durante su formación en Genk, estuvo alojado con una familia de acogida. Obtiene buenas notas en la escuela y no da problemas. No tiene fuerzas para hacerlo.
Cuando llega a casa del entrenamiento, a menudo a última hora de la noche, tiene que hacer los deberes y estudiar para los exámenes. Echando la vista atrás, recuerda esos años en la academia juvenil como "los más solitarios de mi vida".
Cuando viajó por Bélgica persiguiendo el sueño de ser futbolista, lo dejó todo atrás: sus padres, amigos, su antigua vida. Solo desaparecen las preocupaciones y las dudas cuando está en el campo. Solo tiene un sueño. Solo un objetivo. Ser futbolista profesional.
Getty Images
Al final del segundo año de la academia, hace las maletas para regresar con su familia durante el verano. Cuando llega a casa, ve a su madre llorando. De Bruyne piensa: “A lo mejor se ha muerto alguien”. Pero no. Resulta que su familia de acogida no quiere volver a verlo. “¿Por qué?”, quiere saber De Bruyne. “Porque eres como eres”, le explica su madre.
A la familia anfitriona no le agrada su personalidad, lo encuentra difícil, demasiado retraído, tímido. De Bruyne coge un balón de fútbol y se va a darle patadas contra una valla durante horas. Solo y pensando.
"Porque eres como eres". No puede sacárselo de la cabeza. "Porque eres como eres" ¿Tiene que cambiar? ¿Tiene que cambiar para que le acepten? “No”, decide De Bruyne en ese momento. Al contrario: tiene que demostrarle al mundo que él, precisamente, es como es.
De vuelta en Genk, es el primer partido de la nueva temporada con su equipo juvenil. Aunque fue sustituido en el descanso, marcó cinco goles. Ese, dice su entrenador Ronny Van Geneugden, fue el momento en el que se dio cuenta de que pronto perdería a Kevin De Bruyne.
En mayo de 2009 ese instante llegó. Kevin De Bruyne debuta en el Genk. Tiene 17 años.
Dos años más tarde recibe la llamada de la selección belga sub-21. Aquí también Kevin De Bruyne destaca inmediatamente. En una entrevista con DAZN, Jean-Francois De Sart, entrenador de la Sub-21, recuerda cómo De Bruyne se quejaba del estado del césped en el campo de entrenamiento porque su equipo no podía entrenar al máximo nivel.“Me sorprendió”, dice De Sart. “Pero ahí me di cuenta: Kevin es un jugador que necesita la máxima exigencia, tanto para sí mismo, para sus compañeros y su entorno".
De Sart tuvo poco tiempo a De Bruyne. Lo veía demasiado pequeño, demasiado delgado, bueno en todas las áreas del juego, pero sin sobresalir en ninguna. Romelu Lukaku, por ejemplo, impresionó a De Sart mucho antes simplemente por su presencia física. Kevin De Bruyne solo estará dos partidos. La absoluta reclama su presencia.
Las cosas también van bien en la liga doméstica. De Bruyne lidera el juego del Genk de manera tan hábil y sobresaliente que el club logra proclamarse campeón contra todo pronóstico.
Klopp llega a bombardear con mensajes y llamadas a De Bruyne
Getty Images
Mientras tanto, en Londres, el cazatalentos holandés Piet de Visser pone una cinta con escenas de Kevin De Bruyne sobre la mesa de Roman Abramóvich, propietario del Chelsea.
Piet de Visser, que mostró el camino de Europa a Romario y Ronaldo y luego descubrió a Neymar, describe a De Bruyne como una “revelación”. El belga de 18 años es el sucesor perfecto de una leyenda del club como Frank Lampard, que tenía 34 años en ese momento. Abramóvich está entusiasmado con la idea.
Hace tiempo que a Kevin De Bruyne se le ha quedado pequeña Bélgica. Sin embargo, nadie sospecha que su desembarco en Inglaterra será mucho más complicado de lo esperado.
Primero, los londinenses lo cedieron al Genk durante medio año, y después De Bruyne demostró su talento en el Werder Bremen, jugando en una gran liga europea y logrando que su equipo se salve del descenso.
Getty Images
Más tarde, Jürgen Klopp, entrenador por aquel entonces del Borussia Dortmund, lo quiere cueste lo que cueste. Acaba de quedarse sin Mario Götze, rumbo al Bayern. Al parecer, el entrenador bombardeó a De Bruyne con mensajes de texto y llamadas.
Incluso se entablan conversaciones con el Chelsea. Su nuevo entrenador, José Mourinho, lo convenció personalmente para regresar a Londres. Kevin De Bruyne quiere estar a la altura de sus propias expectativas y jugar en uno de los mejores clubes de Europa.
En el verano de 2013 llega al país con el que alguna vez soñó cuando era niño. Se mantiene fiel a sí mismo, está comprometido y es autocrítico, cualidades que siempre le han acompañado. Pero ese carácter hace que choque de forma frontal con José Mourinho. De Bruyne es relegado al banquillo de forma sistemática. Y la cosa va a peor.
Getty Images
Un día el técnico llama a su despacho a Kevin, junto a los demás centrocampistas del equipo: Juan Mata, Eden Hazard, Willian, Oscar y Andre Schürrle. El entrenador luso ha preparado una presentación dedicada a cada jugador mostrando cuántos goles ha marcado y cuántas asistencias ha conseguido.
Al final de la lista está Kevin De Bruyne: una asistencia, cero goles.
Mourinho no acepta la objeción justificada de que él también juega con menos frecuencia que los demás. Su mensaje es claro: no te necesitamos aquí. Mourinho lo calificará como un "llorón" y un "niño molesto".
Después de que su familia de acogida se deshiciera de él, Kevin De Bruyne vuelve a ser castigado por ser quien es. Es la segunda vez. Tiene 23 años.
El arrepentimiento de De Bruyne al decirle no al Borussia Dortmund
Getty Images
Unos años más tarde, Kevin De Bruyne escribirá en su autobiografía que mudarse a Londres fue la única decisión profesional en la que no siguió su instinto. "Si hay algo en mi vida que hubiera hecho de forma diferente en retrospectiva, habría sido ir a Dortmund".
En enero de 2014 huye de José Mourinho. ¿Pero a dónde? En el Borussia Dortmund, donde tuvo opciones de recalar, ahora están rendidos a Henrikh Mkhitaryan. Entonces Kevin De Bruyne decide volver al Wolfsburgo.
Es un club sólido, de mitad de tabla, y ya lo ha salvado una vez. Allí vuelve a explotar de nuevo. En su segunda temporada consigue 10 goles y 22 asistencias. Él es la clave de que el equipo consiga un increíble subcampeonato.
En la gran batalla de la final de la DFB Pokal contra el Dortmund, Kevin juega con una herida de ocho centímetros en el pie derecho. Por supuesto, marcó el gol decisivo en la final, un fantástico tanto de larga distancia.
El primer abrazo de Kevin De Bruyne tras el pitido final se lo da a Andre Schürrle, su compañero en Londres. Y probablemente esa fue su forma de responder a la humillación de su familia anfitriona en Genk sobre el césped, con una actuación sobresaliente.
Al final de la noche, Kevin De Bruyne eleva la copa al cielo de Berlín. Un poco más tarde llega la oferta de Manchester. Lo acepta. Y esta vez, por fin, logrará demostrar su valía en el país de sus sueños. Un jugador hecho de puro fútbol.
Getty Images