“Oiga presidente, ¿y si llamo a Bielsa y le dejo un mensaje en el móvil?”, le dijo el director de fútbol del Leeds, Víctor Orta, al presidente Andrea Radrizzani en un taxi.
Más o menos así se fichó a Marcelo Bielsa . Es decir, en una cultura de club donde se incentiva pensar de manera poco ortodoxa, surgen ideas como ésta. Nada sale de la nada.
“Debí convencer yo, no ser convencido, para ser el que finalmente eligieron”, declaró Bielsa en rueda de prensa el día de su presentación.
Bielsa podía haber fichado antes por el Swansea o por el West Ham, pero no se concretó, y tenía planeado viajar a Inglaterra para conocer una cultura futbolística que admira. No fue necesario
Le pidió al Leeds que sobre todo cumplieran con sus promesas. Le dijeron que no le defraudarían y poco a poco quedarían enamorados de su discurso, de su humildad y del fútbol de los suyos, que era muy inglés por otro lado: veloz, entregado, entretenido, de portería a portería...
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Su obsesión por el detalle le llevó a espiar a rivales y, finalmente, a disculparse cuando se descubrió. Muchos utilizaron el caso para dudar de su metodología, pero en su segunda temporada, una década y media después de dejar la Premier , devolvió al Leeds a la élite a la que pertenece por historia, por afición y por ambición.
Para entonces habían cambiado muchas cosas en la ciudad deportiva del club: un día le pidió a sus jugadores que pasearan por los campos de entrenamiento para recoger basura. Bielsa, que no tiene mucha comunicación directa con los futbolistas por falta de idioma e, imagino, por mantener también las distancias y establecer un aura de autoridad, dejó que el mensaje lo medio adivinaran sus pupilos.
Era este: el mundo no está hecho de gente como ustedes, que viven en una burbuja privilegiada, sino de gente normal que a menudo tienen que hacer cosas que no les gusta. A ustedes también les tocará hacer cosas que igual no les apetece, como marcar hombre a hombre, correr hasta dejarse la última gota de sudor o arriesgar por encima de lo lógico.
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Camina 5 kilómetros a casa por zonas donde, en algunos tramos, no hay ni arcén y en esos paseos piensa en las cosas que falta por hacer: convirtió una zona en habitaciones para los futbolistas para que puedan dormir y con específicas luces para leer. Se han cambiado enchufes si no estaban perfectamente situados. Si Bielsa ve una huella de un zapato en la pared, hace ver su disgusto. Hay que respetarlo todo.
Los miércoles se juega un partido de once titulares contra once que lo quieren ser. Saltan chispas. Los jueves se centra en las repeticiones de los movimientos de los futbolistas y cada minuto de cada día pide rigor, disciplina y entusiasmo. Y el sábado, día de partido, exige la perfección.
“No se puede convencer proponiendo algo en lo que uno no cree”, señala Marcelo.
Visión de Juego, la sección de Guillem Balagué en 'Fever Pitch' de DAZN
Guillem Balagué nos ofrece en 'Fever Pitch' intrahistorias de fútbol que merecen ser contadas. En este último episodio, dedicado a la figura de Marcelo Bielsa y su labor como técnico del Leeds, descubrimos muchos secretos del técnico argentino y aprovechamos para charlar con él de la mano de Nacho González.