Michail Antonio fue el nombre propio del West Ham en el debut liguero de los 'Hammers' ante el Newcastle de Steve Bruce.
El delantero inglés estuvo en casi todas las acciones importantes de su equipo en ataque. Marcó un gol, falló un penalti y dio una asistencia, todo ello en una gran segunda mitad.
Pese a la victoria final, lo cierto es que el West Ham no empezó de todo bien el encuentro, ya que Callum Wilson puso en ventaja al Newcastle en el minuto cinco.
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Empató Aaron Cresswell antes del ecuador de la primera mitad, pero Jacob Murphy volvió a adelantar a los locales ante el delirio de la afición que se daba cita en St James Park.
El festival del West Ham apareció tras el descanso. Los hombres de David Moyes arrollaron al Newcastle en un cuarto de hora fantástico.
Said Benrahma subió el 2-2 al marcador, Tomas Soucek puso en ventaja a los 'Hammers' y el ya citado Michail Antonio cerró el encuentro con el 2-4 y ya está a un gol de ser el máximo goleador histórico del West Ham en la Premier League.
El Tottenham derrotó al Manchester City
Un solitario gol de Heung-Min Son le bastó al Tottenham para doblegar a un Manchester City que fue incapaz de ver puerta en su debut en la Premier League.
Con Jack Grealish en el once, el equipo de Pep Guardiola entró al campo con la intención de llevar el peso del juego. Sin embargo, los hombres de Nuno, seguros atrás en todo momento, se dibujaron como un conjunto temible al contragolpe.
La primera mitad transcurrió con máxima igualdad. Apenas hubo ocasiones y las más claras eran protagonizadas por el Tottenham, que se apoyaba en Lucas Moura -inmenso en el debut liguero- y Heung-Min Son para tejer las transiciones ofensivas.
Precisamente fue Heung-Min Son el encargado de anotar el único gol del encuentro en el inicio de la segunda mitad. Los 'Spurs' salieron con todo tras la reanudación y sometieron al Manchester City hasta que el atacante coreano logró derribar la puerta en el 54'.
Heung-Min Son se quitó de encima a Ake con una bicileta muy efectiva y batió por bajo a Ederson, que pareció no intuir la trayectoria del esférico. El resto del encuentro fue un quiero y no puedo por parte del equipo de un Pep Guardiola que quemó todas las naves con los cambios, aunque sin suerte.