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Fútbol

El Rayo Vallecano y la emotiva historia de Esther, aficionada que superó un linfoma de Hodgkin: "En los meses de quimio sólo salía para ir al estadio"

El Rayo Vallecano y la emotiva historia de Esther, aficionada que superó un linfoma de Hodgkin: "En los meses de quimio sólo salía para ir al estadio"@estherfdzz
Descubre en DAZN la emocionante historia de Esther, un ejemplo de superación y amor por unos colores

El Rayo Vallecano es un sentimiento de unidad, es una familia. La pasión que despierta el histórico equipo del barrio de Vallecas, hace que estén envueltos en un aura especial difícil de ver en otros estadios. 

Es un equipo que se mantiene fiel a su espíritu obrero, gregario. Nada de extravagancias, son un club humilde, de su gente y a ellos se deben. Esther, aficionada rayista, cuenta en Dorsal Doce cómo le ayudó su amor por el Rayo a sobrellevar y superar un linfoma de Hodking.

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El Rayo Vallecano y la emotiva historia de Esther, aficionada que superó un linfoma de Hodgkin: "En los meses de quimio sólo salía para ir al estadio"

Esther Rayo Vallecano@estherfdzz

Siempre se dijo que el fútbol era mucho más que una pelota y once personas corriendo detrás de un balón. El fútbol es pasión, es alma, es amor, es alivio y en definitiva, es vida. 

Uno de los equipos que mejor lo resume es el Rayo Vallecano. Es un equipo que no tiene afición, tiene devotos. El espíritu que se respira en el Estadio de Vallecas es único, irrepetible. 

Uno de los valores que mejor define al equipo es que es insumiso. Nadie le impone sus normas, son rebeldes y llevan la lucha por bandera. Una de sus aficionadas más fieles es Esther. 

Su historia, contada en primera persona en Dorsal Doce, resume a la perfección lo que significa el espíritu rayista. Luchar contra viento y marea. 

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"Justo hace dos años me diagnosticaron un linfoma de Hodgkin", comienza Esther. 

"No me puedo quejar porque no llevé la quimio especialmente mal, pero tampoco la llevé bien. Durante todos esos meses, que fueron siete meses y pico de quimio, yo lo único que quería, lo único por lo que yo salía de casa, era para ir a ver al Rayo.

"Era lo que me daba fuerza para salir de casa. Me podía encontrar súper cansada, después de haber estado con vómitos, mala, pero llegaba el sábado y jugaba el Rayo y era como que de repente me venía un algo que me recuperaba", señala. 

"Estando entre quimio y quimio, pedía por favor que no me atrasaran la quimio porque me quería ir de viaje. Fuimos a Cádiz, fuimos a Vitoria, no faltaba ningún partido y era lo que a mí me ha hecho mantenerme con vida en esos meses que para mí eran meses muy duros", relata. 

Esther también recuerda emocionada su participación en la carrera rayista que organiza el equipo cada año. 

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"Quería ir de voluntaria, y hablamos con los que lo organizaban. Me dejaron allí, cerca del estadio, para no tener que andar", explica. 

"Cuando acabó la carrera, me llamaron que me acercara a la puerta de arriba para que entrara con mi hermana de la mano, andando, porque no podía correr. Se me ponen los pelos de punta", cuenta, emocionada. 

"Entré en la vuelta entera del estadio cuando había una grada entera en pie, aplaudiéndome. Sin parar de llorar, desde que puse el primer pie hasta que puse el último. Y entré en meta con mi hermana, allí también estaba mi chico esperándome. Fue súper bonito", reconoce. 

Esther, felizmente, superó la enfermedad. Uno de sus pilares fue el Rayo Vallecano. Desde entonces hasta hoy, su vinculación con el equipo del barrio, se convirtió en una bonita historia de amor. 

Sergio Camello y su flechazo con Vallecas y el Rayo Vallecano: "Es puro barrio, se respira magia aquí"

Sergio CamelloGetty

Sergio Camello siempre fue un chico de barrio. No de Vallecas, pero sí de San Blas, también ubicado al sur de Madrid. 

En su sangre lleva ese espíritu obrero que caracteriza al Rayo Vallecano y que le hizo sentirse en casa desde el primer día que pisó el Estadio de Vallecas. 

"Vallecas no es muy diferente a San Blas y creo que eso se ha notado también en mi adaptación. Me recuerda al barrio y se encuentra como casa", confiesa Camello a Rafa Escrig en una nueva entrega de Dorsal Doce

El delantero, que lleva dos temporadas en el club, reconoce que descubrió los lugares más icónicos del barrio gracias a un tour que organizaron los aficionados con motivo de su incorporación a la entidad franjirroja. 

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Camello contó a Escrig que el barrio le trae felices recuerdos a su infancia. "Al final es un poco volver a ese niño de antes, de cuando estaba en el barrio con sus colegas. La gente de aquí es sana, siempre tienen palabras de cariño, de ilusión por todo lo que estamos viviendo aquí en Vallecas estos últimos años". 

"Y es lo que mola aquí del barrio, es el ambiente que se asocia con el fútbol. Cada fin de aquí, todos los bares llenos de escudos, de camisetas, de rayos. Vivir todo eso siempre es agradable. Es una gozada darse una vuelta por aquí, por Vallecas", indica. 

"En general se está perdiendo toda esa sensación de vivir todo con la familia, con los amigos, que al final, aunque aquí se vive mucho y todos los que son aficionados nos lo comunican. Nos dicen: 'joder, he tenido una semana un poco jodida, en el curro, tal y es llegar el finde y mi ilusión es ir a ver al Rayo". 

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El joven atacante, confeso aficionado de la música y del cine, reconoce que en Vallecas encontró la horma de su zapato. Fue un flechazo, una relación idílica que llevará siempre consigo. 

"Es puro Rayo, es puro barrio, es lo que mola, tío. Me mola llegar aquí andando, escuchando a la gente por detrás, animarte, meterte caña. Y, bueno, cuando se abren estas puertas, pues se viene lo especial", expresa. 

"Aun habiendo curro al día siguiente, la gente se viene aquí y no se van hasta que acabe, quede como quede el partido. Y esta magia que se respira, tío, pues luego se plasma en el campo”, explica. 

"Al final es que sentirte representado con un escudo, con unos valores, con un barrio, con una afición y obviamente el Rayo va a estar siempre presente en mi vida y a partir de ahora en mi alma”, dice con una visible sonrisa en su rostro. 

Una historia de amor de barrio. Camello y Vallecas, como el pirata y su ron.