El Manchester City logró una nueva victoria en la Premier League y continúa consolidándose como el principal candidato para levantar, por segunda temporada consecutiva, el título de campeón. Y eso que el equipo de Pep Guardiola no lo tuvo nada fácil en su visita al Emirates Stadium debido, sobre todo, al gran nivel mostrado por el Arsenal durante la primera parte.
Los gunners, que no pudieron contar con la presencia de su entrenador, Mikel Arteta, en el banquillo a causa del coronavirus, firmaron unos brillantes primeros 45 minutos en los que consiguieron maniatar a los citizens y robarles la posesión del balón, algo tremendamente complicado.
Sin embargo, a pesar del dominio local, las ocasiones brillaron por su ausencia y ni el Arsenal ni el Manchester City conseguían generar peligro sobre la portería del equipo contrario. Los visitantes no encontraban la forma de salir con el balón jugado y, con el transcurso de los minutos, los jugadores dirigidos por Albert Stuivenberg embotellaban cada vez más a los líderes de la competición.
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Fue a la media hora de partido cuando, tras una incursión de Tierney por banda izquierda, Bukayo Saka ponía por delante a los suyos con un disparo con la pierna izquierda en el interior del área ante el que nada pudo hacer Ederson.
Con el marcador a su favor, el Arsenal lo siguió intentando buscando duplicar la ventaja, pero nada de eso ocurrió y el descanso llegó al norte de Londres con los gunners por delante.
En la segunda parte, no obstante, el guion del partido cambiaría por completo. A los diez minutos de la reanudación, Granit Xhaka sujetó a Bernardo Silva y golpeó en la rodilla al futbolista portugués en el interior del área. Stuart Atwell, árbitro del partido, decretó penalti tras consultar con el VAR para indignación de la parroquia local.
Riyad Mahrez no perdonó y, desde los once metros, volvió a nivelar la balanza en el Emirates Stadium. Llegaría, en ese momento, la locura al partido. Aymeric Laporte estuvo a punto de cometer un fallo garrafal, justo después del empate, con una peligrosa cesión a Ederson. El balón sobrevoló al portero y, cuando la pelota se dirigía a la portería skyblue, Nathan Aké se deslizó para despejar el balón y evitar el segundo gol del Arsenal. Martinelli no pudo dirigir, después, el balón entre los tres palos.
Justo después, cuando Gabriel Jesus estaba a punto de inicar un contragolpe después de un control con el pecho orientado, Gabriel, futbolista del Arsenal, derribó al ariete visitante y el colegiado no se lo pensó: tarjeta amarilla, la segunda, y los gunners se quedaban con un futbolista menos.
El hecho de jugar en superioridad numérica espoleó a un Manchester City que empezó, entonces, a asediar a los locales, que apenas conseguían crear ocasiones de peligro. En cualquier caso, los de Guardiola no encontraban la manera de obligar a Ramsdale a intervenir.
Pero todo cambiaría en el tiempo de descuento. Con seis minutos de añadido, y tras un balón en largo que provocó un rebote en el interior del área, Rodri cazó la pelota para, con la pierna izquierda, sellar la victoria skyblue y afianzarse en lo más alto de la tabla. Una victoria sufrida cimentada en decisiones arbitrales que terminaron decantando la balanza a favor del líder de la Premier League.