El partido entre el Real Betis y el Real Madrid se anticipaba emocionante. Muchas caras conocidas en ambos equipos. El morbo de ver al renacido Isco contra su ex equipo, Dani Ceballos de vuelta en el Villamarín y sobre todo, dos de los equipos más en forma de LALIGA EA SPORTS cara a cara.
El encuentro no defraudó. Se vio una propuesta atractiva por parte de los dos equipos y el empate a uno final fue justo. En el Madrid se confiaron al mago de su lámpara, esta vez fue Brahím quien la frotó con una asistencia de lujo para ponerle en bandeja el primer gol. El inglés celebró mandando un beso a la grada rival, un gesto que ha sido analizado bajo la lupa de Super8.
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Super8 revela la explicación del beso que mandó Jude Bellingham a la grada del Benito Villamarín tras anotar en el Betis vs Real Madrid
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Jude Bellingham volvió a ser la nota más afinada del Real Madrid. Ya cada vez sorprende menos, nos está acostumbrando a verlo con los ojos de un delantero anotador que orquesta el ataque del Real Madrid. Desde Cristiano Ronaldo, no se había visto una irrupción así en el equipo blanco.
Sus registros en este inicio de temporada son asombrosos. No hay persona en el mundo que no tenga serigrafiado su celebración en la cabeza. Es ya icónica. Sin embargo, ante el Betis no sólo se quedó en sus habituales brazos extendidos.
De nuevo fue decisivo. Abrió el marcador de un encuentro que se le estaba atragantando al equipo de Ancelotti, con la calma y la sangre fría de un francotirador. El gol es una oda a la elegancia. Un pase de ensueño de Brahím sirvió al inglés para acomodarse el balón con el pecho y definir con el interior a un toque. Magistral.
El 5 del Madrid, que venía recibiendo los pitos y abucheos de una zona de la grada, se dirigió directamente a la grada rival, mandó un beso y señaló directamente a una parte del sector de aficionados verdiblancos.
Las cámaras de Super8, atentas a todos los detalles, trazaron una línea dirigida por la mirada del inglés y concluyeron que se podía dirigir a un aficionado el cual le estaba refiriendo gestos ofensivos.
Su compañero Antonio Rüdiger lo apartó de la grada para evitar que se metiera en más problemas, consciente de que el encuentro y el ambiente en el feudo bético estaba subido de revoluciones.
Luego, Bellignham, se dirigió al sector de aficionados madridistas que se habían desplazado hasta la capital hispalense y les dedicó un gesto cómplice. Durante el resto del encuentro, siguió teniendo algún lance con los jugadores del Betis, pero la cosa no fue a mayores.
Los locales empataron gracias al obús que se sacó de la chistera Ruibal y ambos equipos enterraron las hachas de guerra en el campo.