El Chelsea sufrió más de lo previsto en un principio para superar al Plymouth Argyle en Stamford Bridge. El equipo de League One, la tercera categoría del fútbol inglés, comenzó adelantándose en el marcador y los de Thumas Tuchel se las vieron y se las desearon para voltear el marcador.
De hecho, el encuentro se acabó decidiendo en la prórroga. El técnico del conjunto campeón de Europa ya avisó, en la previa del partido, de que no quería sorpresas. La FA Cup es el torneo más antiguo del mundo y, durante toda su historia, no han sido pocos los batacazos imprevistos de equipos de superior categoría ante rivales más débiles.
Macaulay Gillesphey puso por delante a los visitantes a los ocho minutos de partido tras un lanzamiento de falta que se acabó introduciendo, en su propia portería, un Romelu Lukaku que sorprendió a Kepa Arrizabalaga. La victoria saltaba en Londres y los aficionados del Plymouth desplazados celebraban con énfasis la momentánea victoria de su equipo.
A pesar de todo, el Chelsea se mostró superior. El poderío de los locales saltaba a relucir en cada acción y únicamente la madera impidió que los de Tuchel empataran antes el partido. Kovacic, en dos ocasiones, y Hudson-Odoi, tras un centro desde la banda derecha de Hakim Ziyech, se toparon con la madera para desesperación de todos los jugadores blues.
Pero el Chelsea no aflojó en ningún momento y, poco antes del descanso, restableció la igualada en el marcador. A falta de cinco minutos para la conclusión de la primera mitad, un balón raso propulsado por Mason Mount al primer palo era recogido por un César Azpilicueta que le puso al remate toda la clase del mundo para, de tacón, poner el 1-1 en Stamford Bridge.
La segunda parte, a pesar de todos los intentos de los de Tuchel por evitar la prórroga y remontar el partido, sirvió para confirmar el empate entre dos equipos separados por una distancia sideral no sólo en la categoría, que también, sino en la calidad de sus jugadores. Azpilicueta volvió a marcar poco antes de la hora de juego, pero no sirvió de nada al estar adelantado y ser su gol anulado por fuera de juego.
Una vez en el tiempo extra, el Chelsea encontró el camino para darle la vuelta al partido y situarse por delante en el marcador. Una triangulación entre Timo Werner, Kai Havertz y Marcos Alonso era finalizada por éste último en el interior del área para, con su pie derecho, poner el balón en el fondo de la portería del Plymouth y confirmar la remontada local.
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La segunda parte de la prórroga parecía, en teoría, un trámite para un Chelsea que debía aprovechar los huecos en defensa que estaba obligado a dejar el conjunto de menor categoría para buscar el empate. Nada de eso sucedió y, de hecho, fue el equipo de Steven Schumacher el que tuvo la opción más clara para marcar.
A falta de cinco minutos para el final de la prórroga, un error en defensa de Malang Sarr era aprovechado por Ryan Hardie para robarle el balón. Cuando el ariete escocés se disponía a armar la pierna para tratar de superar a Kepa, la entrada del futbolista francés concedía un penalti claro para los visitantes.
El propio Ryan Hardie se pedía el balón para intentar restablecer la igualada y, prácticamente, destinar el devenir de la eliminatoria al punto de penalti. Pero eso no sucedió. Hardie disparaba a la izquierda del meta español y Kepa, un cancerbero especializado en atajar penas máximas, blocaba el balón y dejaba sin opciones a un Plymouth que no se terminaba de creer la opción que acababa de desaprovechar.