Cuando se piensa en jugadores históricos del Sevilla Fútbol Club rápidamente vienen a la cabeza nombres como Davor Suker, Frederick Kanouté, Jesús Navas o Diego Armando Maradona, pero hay dos que destacan por encima del resto como son Antonio Puerta y José Antonio Reyes.
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El fatal destino quiso que ambos se fueran demasiado jóvenes y aún como futbolistas en activo. 16 años después de la muerte de Puerta, su memoria sigue viva en cada partid o, con los cánticos en el minuto 16, con su dorsal que porta Jesús Navas, en su estatua en la Ciudad Deportiva, en su mural en el Ramón Sánchez-Pizjuán y en la figura de su hijo, Aitor.
Dorsal Doce ha podido conocer de cerca al primogénito del legendario jugador , que ha heredado muchas cosas de su padre pero, una por encima de todo: su pasión por el Sevilla Fútbol Club.
"Aitor Puerta es el hijo de todos los sevilistas"
DAZN
Aitor Puerta nació sólo unos meses después del fallecimiento de su padre en agosto de 2007 . Ahora, ya con 16 años, es plenamente consciente de la trascendencia de la carrera de su padre, al que no duda en calificar como "una leyenda del fútbol".
Algunas de las personas que mejor conocieron a Antonio, como sus excompañeros Kepa Blanco y Diego Capel y el periodista Roberto Arrocha lo definen en pocas palabras: "una persona buena, jovial y alegre". "Antonio era sevillismo", sentencia el de Albox.
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Los tres coinciden en que el fallecimiento de Puerta les dejó profundamente marcados. Capel no esconde que significó muchísimo llevar el dorsal 16 para homenajearlo y coinciden en que su legado vive en su hijo, Aitor.
" Me recuerda un montón en cómo se mueve y como mira. Es un poco el hijo de todos los sevillistas , lo sentimos como algo nuestro. No pudo conocer a su padre y lo tiene presente", explica Arrocha.
"Está dando los pasos que dio su padre y todo lo que tiene que ver con él lo mira con buenos ojos", puntualiza Kepa.
"Tiene mucho carisma y sabe bien que su padre fue un hombre que dio todo por ese escudo", apunta Capel.
"Me enorgullece que me hablen de él y lo tengo presente en el día a día"
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Pero cómo es Aitor Puerta, él mismo se define : "Es un niño de 16 años y que le gusta lo que a todos los niños y que es muy sevillista. Iría a Budapest en coche por el Sevilla. Después de mi familia es lo más importante".
Como su padre juega al fútbol, aunque su equipo actual guarda una relación curiosa: "Empecé en el Sevilla, después fui al Nervión, pero ahora estoy en el Calavera, que es filial del Betis".
Su sueño de futuro pasa por el balón o el periodismo: "De mayor me gustaría ser periodista deportivo. Algo relacionado con el fútbol y con el Sevilla".
"Mi madre dice que me parezco mucho a mi padre y mucha gente me lo dice. La verdad es que me ha marcado. No soy como todos los niños, mi padre ha sido un grande del fútbol y muchos esperan que yo también lo sea. Me enorgullece que me hablen de él y lo tengo presente en el día a día. T engo el balón del gol del Schalke en mi casa, me lo regaló el abuelo de un amigo", añade.
Central y no hombre de banda como su padre, no puede usar sus botas porque ya tiene el pie más grande y su referente en la posición es Ronald Araujo: "Me gusta mucho, es alto, rudo, serio y arriesga en la salida de balón".
"Es muy humilde, sabe que es difícil llegar al fútbol profesional, pero lo está intentando"
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¿Llegará Aitor a ser profesional? Su madre Mar explica su madura postura al respecto: "Es muy humilde, sabe que es difícil llegar al fútbol profesional, pero lo está intentando"
"Lleva jugando desde los cuatro años. Está creciendo mucho y que te voy a decir, soy la madre. Es muy tranquilo jugando, pero con su padre no sufría tanto como con él", apostilla
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Su entrenador, Samuel Macías, explica sus virtudes:"Tiene buen juego aéreo, buena salida de balón con las dos piernas y sabe los defectos y virtudes de todos los compañeros. Es un líder y que da seguridad al resto . Si sigue con esta progresión, seguro que alguna puerta se abre".
"En diez años ojalá me pueda ver en el césped, pero estoy bien también en la grada"
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Con Aitor vivimos el derbi sevillano del pasado 12 de noviembre en la grada del Ramón Sánchez-Pizjuán : "Nunca canto el nombre de mi padre, aplaudo, pero no canto. Me gusta pasar por el estadio. El gol de mi padre cambió la vida a los sevillistas y siento orgullo porque lo marcó mi padre".
Comprobamos in situ su pasión sevillsita, la mejor herencia de su padre: "Desde que pita el árbitro no paro . En diez años ojalá me pueda ver en el césped, pero estoy bien también en la grada. La noche de Budapest fue la mejor de mi vida".