La Premier League continúa dando pasos hacia la resolución de la presente temporada con todo por decidir: desde el campeón hasta los tres equipos que perderán la categoría y jugarán la próxima campaña en Championship, pasando por las plazas europeas.
Esta jornada, el Liverpool, el único rival del Manchester City a la hora de hacerse con el título, recibía en Anfield al Everton que, después de la victoria conseguida por el Burnley en casa pocas horas antes, volvía a encontrarse en descenso.
Por tanto, se trataba de un derbi que, en caso de que se resolviera para un conjunto, tendría un doble ganador: por un lado, los tres puntos vitales en la consecución del objetivo, ya sea título o permanencia y, por otro, un hachazo a las aspiraciones del eterno rival.
Evidentemente, por calidad, plantilla, estado de forma y moral, el favorito era el conjunto de Jürgen Klopp. Sin embargo, tratándose de un derbi, predecir un resultado se antojaba una misión imposible. Y más teniendo en cuenta que, en la mayoría de los casos, ha acabado en empate.
De hecho, había que remontarse a la temporada 2016/2017 para encontrar al Liverpool venciendo en los dos partidos de la temporada a un Everton que, en los últimos años, se encuentra a una distancia sideral de su vecino de ciudad.
No obstante, en esta campaña 2021/2022, los de Jürgen Klopp volvieron a sumar los seis puntos en juego ante los toffees. En Anfield resolvieron Robertson y Divock Origi, cuya víctima favorita es el Everton, y el Liverpool continuó posicionándose como un serio aspirante a conquistar todos los títulos en liza.
Aun así, no fue hasta la segunda parte cuando los reds lograron perforar la meta de un Jordan Pickford que, debido a la magnitud del rival y a la dificultad de sumar algo positivo de la visita del lado azul de Merseyside a Anfield, perdió tiempo durante casi todo el encuentro.
Y es que cada vez que el cuero llegaba a las manos del portero del Everton, Pickford se lanzaba al césped para tratar de arañar unos segundos al cronómetro y que se jugara lo menos posible, algo que impacientaba y cabreaba a una afición del Liverpool que había abarrotado Anfield.
Todas las pérdidas de tiempo se las apuntó Alisson Becker, portero local, en una nota mental. Y en el descuento del partido, ya con el encuentro resuelto con 2-0 a favor del Liverpool, sacó a relucir algo inesperado por todos y que sirvió de mofa ante el máximo rival.
En un centro de Richarlison desde la banda izquierda, sin ningún tipo de peligro y sin ningún rival cerca, el meta brasileño se hizo con el balón sin dificultad alguna. Tras dar dos pasos se le vino a la cabeza la actitud de Pickford y, para sorpresa de Anfield, se echó al césped.
Aquello levantó a Anfield, que comenzó a reír ante lo que acababa de hacer su portero y que sirvió para burlarse de un Everton que lleva toda la temporada peleando para mantener la categoría a pesar del buen arranque de curso que protagonizó con Rafa Benítez. Fue, más allá del fútbol, la jugada cómica del partido.