El Manchester City venció al Wolves en el encuentro que abría el sábado en la 16ª jornada la Premier League con un solitario gol de Raheem Sterling que, desde el punto de penalti, mantiene a los de Pep Guardiola al frente de la clasificación de la élite británica una semana más.
Sin embargo, el choque no estuvo exento de polémica. Y es que la jugada que motivó el penalti para los skyblues tuvo que ser revisada minuciosamente en el VAR por Andre Marriner que, con numerosas repeticiones, acabó confirmando la decisión tomada en un principio por Jonathan Moss.
Bernardo Silva, poco después de la hora de juego, centraba un balón desde la banda derecha que era cortado, en el interior del área, por João Moutinho. El mediocentro portugués del equipo de Bruno Lage abrió los brazos y, aunque en directo pareció que tocaba de manera clara con el brazo, la repetición mostró dudas.
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Con un Moutinho tremendamente enfadado por la decisión del colegiado, Moss esperaba la notificación del VAR de qué había pasado exactamente en esa jugada. Mientras tanto, el jugador del Wolves insistía una y otra vez en que el balón había golpeado en su costado tras levantar los brazos para impedir el centro de Bernardo Silva.
Finalmente, Marriner, desde el VAR, acabó decretando penalti pese al enfado, mayúsculo, del futbolista luso del equipo visitante, que seguía insistiendo en que no había sido mano. Aun así, la decisión estaba tomada, Sterling transformó la pena máxima con un suave disparo por el centro y, con ese solitario gol, los de Guardiola vencieron a los de Bruno Lage para confirmarse como líderes de la clasificación.
Raúl Jiménez y la expulsión más surrealista de la Premier League
El partido entre Manchester City y Wolves sirvió para abrir el sábado en la 16ª jornada de la Premier League con el título y la clasificación a Europa como grandes objetivos de los pupilos de Pep Guardiola y Bruno Lage, respectivamente.
En la primera mitad apenas hubo ocasiones para ninguno de los dos equipos, más allá de un disparo de Bernardo Silva desde la frontal del área que se acabó marchando por encima de la portería de Jose Sá. Sin embargo, lo más llamativo llegaría en la recta final del primer periodo.
Poco después de cumplirse la primera media hora de partido, Max Kilman y Rúben Neves protagonizaron un tremendo golpe, cabeza con cabeza, cuando buscaban un balón aéreo. Los dos jugadores del Wolves fueron atendidos de inmediato en el césped del Etihad Stadium durante más de seis minutos, por lo que Jonathan Moss, árbitro del choque, decidió añadir siete minutos a la primera parte.
Fue en ese tiempo de descuento cuando ocurrió una de las jugadas más surrealistas de la historia de la Premier League. Raúl Jiménez, atacante visitante y una de las referencias del equipo de Bruno Lage, cortaba un contragolpe skyblue en el centro del campo trabando a Rodri.
Por ello fue amonestado con una tarjeta amarilla que el mexicano apenas discutió, consciente de que provocar el final de un contraataque con una falta siempre va a suponer tarjeta amarilla. Pero lo grave llegaría justo después.
Sería el propio Rodri el que sacaría esa falta tocando en corto buscando conectar con un compañero. Pero Raúl Jiménez se interpuso e impidió el saque rápido del futbolista español, que de inmediato reclamó la segunda cartulina amarilla para el ariete de los Wolves.
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Moss no lo dudó y volvió a amonestar a Jiménez, que se iba a los vestuarios en el tiempo de descuento de la primera mitad y por dos acciones merecedoras de tarjeta. Especialmente grave resulta el caso de la segunda amarilla, puesto que impedir el saque rápido de una falta en el centro del campo no otorga ninguna ventaja para el equipo que comete la infracción.
Raúl Jiménez no se lo creía y Rodri lo celebraba. Fue, sin duda, una de las expulsiones más rocambolescas de la Premier League y, probablemente, de toda la trayectoria del punta mexicano.