Ramón Rodríguez Verdejo, más conocido como Monchi, es, sin duda alguna, el director conocido más conocido en España. Sus innumerables aciertos han supuesto un gran beneficio para el Sevilla, tanto económica, como deportivamente hablando.
Una gestión envidiable le puso en el centro de todas las miradas por más de dos décadas en Sevilla. Monchi adquirió una importancia no muy habitual para un director deportivo.
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Monchi señala el contraste entre vivir en Sevilla y Birmingham: "Aquí puedo salir a la calle sin que nadie me diga que tengo que firmar a un delantero"
DAZN
Hubo un momento en su vida en el que los aficionados le pedían fotos como si fuera un jugador más. Amado por media Sevilla, no pocos pensarán que merece una estatua en el centro de la ciudad, su nombre a una calle o algo por el estilo.
El gaditano, ahora en el Aston Villa, ha desvelado cómo ha vivido este cambio profesional de estos últimos años. De estar en todas las fotos, a desmarcarse un poco de ese rol tan protagonista: "Evidentemente, aquí se dan una serie de factores que me han separado un poco de la primera fila... incluso me han quitado de la foto. Posiblemente yo lo necesitaba, en mi posición...".
"En todos los niveles en el Sevilla, iba más de la figura de un director deportivo, por muchas circunstancias. 35 años en el club. Sevillista acérrimo, y muy vinculado a circunstancias que no son solamente deportivas, hacían que mi exposición fuera excesiva en muchos momentos, y lo reconozco"
"Pero cuando te montas en un tren en marcha ya es muy difícil bajarte", añadía Monchi.
"Esa figura se fue creando poco a poco y ya era difícil de destruir. Aquí, evidentemente las circunstancias son distintas, porque no tengo esa posición. Hay un parapeto delante de mí, que es Unai, 'the boss', y eso me permite centrarme mucho más en lo que es mi día a día de trabajo, concretizar mucho más mi función, con la misma exigencia, mismos nervios, con la misma responsabilidad, porque evidentemente mi exigencia es la mayor que hay, eso no ha cambiado en nada".
"Yo disfruto las victorias y sufro las derrotas igual, porque yo soy muy exigente conmigo mismo, y como reto que ha sido el venir a Inglaterra, una vez que te metes en la vorágine, intentas conseguir lo máximo, pero dentro de lo deportivo, es decir, lo que es otra serie de circunstancias que yo manejaba en Sevilla, aquí, evidentemente, no tengo que hacerlo, y eso me permite una 'mayor tranquilidad'", analizaba Monchi.
"Mi posición pública es mucho menor. Aquí puedo salir a la calle sin que nadie me diga que tengo que firmar a un delantero, aunque ya va cambiando. Eso lo contaba yo hace un año, pero ahora ya me van conociendo más... pero nada que ver con lo vivido en Sevilla, ni en Roma, donde también el nivel de exigencia en el día a día era muy grande", añadía.
En Birmingham, Monchi ha hallado una manera diferente de trabajar: "Aquí he encontrado un sitio donde puedo trabajar gustosamente, con un nivel de exigencia alto, que lo pone Unai, pero también lo pongo yo y lo pone el propietario, pero desde una perspectiva mucho más secundaria".
Monchi y la experiencia de trabajar tanto tiempo en el club de sus amores: "Lo vivido en Sevilla va más allá de una relación profesional, para lo bueno y para lo malo"
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El Sánchez Pizjuán coreaba su nombre siendo el director deportivo. No se había visto nunca nada parecido. Monchi era una estrella más dentro del club hispalense.
"Para lo bueno y para lo malo, estaba muy expuesto. Afortunadamente, como las cosas, en líneas generales, salían siempre bien, la gente reconocía ese trabajo, que al final, tenía el nombre de Monchi, pero tenía mucha gente detrás", aclaraba el gaditano.
"Lo vivido en Sevilla va más allá de una relación profesional. Totalmente humana, sentimental, con muchos vericuetos difíciles de explicar porque van más allá de lo normal, mucho más en la parte del corazón. Eso, para lo bueno era muy bueno, pero cuando sobrepasaba esa función mera del director deportivo y me convertía mucho más en alguien que intentaba defender a ultranza todo lo que rodeaba al club, tenía sus pros y sus contras", concluía Monchi.