West Ham y Chelsea regalaron un magnífico partido durante el enfrentamiento que abría 15ª jornada de la Premier League con idas y venidas, ocasiones y polémica. El derbi londinense sirvió como una antesala perfecta para una nueva jornada de fútbol en la élite británica..., y no defraudó. Y es que el líder acabó cayendo en un London Stadium a reventar ante un West Ham que jamás se rindió.
Sí lo hizo, al inicio del choque, Thiago Silva. El central brasileño tuvo dos errores consecutivos en el centro de la zaga blue que a punto estuvieron de costarle algún gol en contra al equipo de Thomas Tuchel. Sin embargo, el ex del PSG se rehizo y, en el minuto 28 tras un centro de Mason Mount, acertó con un testarazo ante el que nada pudo hacer Fabianski, que encajó el primer tanto en un encuentro con diversas ocasiones.
Pero Edouard Mendy, un portero excepcional en el arranque liguero en Inglaterra, se empeñó en darle emoción al partido. Un pase atrás de Jorginho hacia su guardameta se convirtió en un regalo perfecto para Jarrod Bowen, que se lanzó a presionar al meta senegalés. Mendy no quiso despejar el balón, y cometió el error de perder el esférico en el área. Cuando se lanzó para tratar de recuperarlo, derribó a Bowen y concedió penalti.
La pena máxima no la desperdiciaría Manuel Lanzini, que disparó a la derecha del portero del Chelsea para restablecer la igualada en el marcador. Sin embargo, los visitantes no se vinieron abajo y continuaron buscando la portería rival con el convencimiento de marcharse por delante al descanso.
Tan sólo cuatro minutos después de que el West Ham pusiera las tablas, y un minuto antes del descanso, Mount sacó toda su calidad. Un balón largo de Ziyech desde la banda izquierda hacia la banda derecha lo cazó, en el interior del área, Mason Mount que, al primer toque y sin dejarla caer, sacudió el London Stadium con un formidable disparo a portería ante el que nada pudo hacer Fabianski, poniendo de nuevo a los de Tuchel por delante.
El partido estaba siendo frenético, y Michail Antonio continuó poniéndole picante. En el saque de centro, el ariete jamaicano de los hammers optó por buscar directamente la portería rival, pero su disparo se marchó fuera, alcanzándose el descanso con ventaja para el Chelsea por la mínima.
En la segunda mitad salió más despierto el Chelsea, que rondó en diversas ocasiones el área rival en busca de un tercer gol que diera la tranquilidad a los pupilos de Thomas Tuchel. Sin embargo, a los diez minutos de la reanudación, el West Ham volvió a responder.
Jarrod Bowen, con un zurdazo desde el vértice del área, igualó de nuevo el partido con un disparo cruzado que no pudo taponar Mendy. El London Stadium enloqueció y las cámaras se centraron en Bowen, que provocó el penalti que dio paso al primer gol y marcó el segundo de su equipo.
Por si fuera poco, los hammers lograron reponerse de la lesión de Ben Johnson, en la primera parte, y de Kurt Zouma, en la segunda, en la que salió Pablo Fornals y en la que David Moyes regresó a la defensa de cuatro, dejando a un lado la idea de los tres centrales con la que inició el partido.
A falta de un cuarto de hora para el final, Michail Antonio demostró, una vez más, la importancia capital que posee en el West Ham. Un balón largo en el que, en un principio, tenía difícil poder sacar algo de provecho, lo transformó el jamaicano en un preciso pase de la muerte buscando la incorporación de un Bowen que, en el segundo palo, llegó a tocar el balón pero no acertó a introducirlo en una porería del Chelsea que estaba vacía.
El partido estaba siendo espectacular, y los últimos minutos volvieron a regalar otro momento maravilloso para unos hammers que siguen rindiendo a un nivel excepcional una vez superado el primer tercio de competición en la Premier League.
Masuaku, que había entrado en los últimos minutos de la primera mitad sustituyendo al lesionado Ben Johnson, puso el estadio olímpico de Londres patas abajo. Con un centro desde la banda izquierda que se acabó envenenando, el lateral del West Ham sorprendió a Edouard Mendy y puso por delante a los suyos, por primera vez en el partido, a falta de tres minutos para el final.