La carrera de MotoGP en el GP de Indonesia pudo no haberse celebrado debido a las fuertes inclemencias meteorológicas que se proyetaban sobre Mandalika y que ponía en el aire la celebración de un evento que congregó a miles de personas en un día desapacible.
A pesar de que en Indonesia la lluvia es algo habitual y hay cierta costumbre en los autóctonos a convivir junto a este fenómeno natural, las altas velocidades que se alcanzan en MotoGP imposibilitan, ante una lluvia torrencial, la celebración de la carrera.
Justo esto es lo que estaba ocurriendo sobre Mandalika y, en un primer momento, la organización decidió retrasar más de una hora la salida para comprobar si, con el paso del tiempo, la lluvia remitía y las condiciones mejoraban para llevar a cabo la segunda carrera de la temporada.
Pero no había, únicamente, una fuerte lluvia en Indonesia. La meteorología no acompañaba de ninguna de las maneras y, junto a la lluvia, una tormenta eléctrica ponía más difícil la realización de una carrera cuya celebración se complicaba por momentos.
De hecho, Fabio Quartararo estaba siendo entrevistado en DAZN cuando un rayo cayó en la pista de Mandalika, llegando a provocar fuego junto al trazado. El piloto francés, vigente campeón del mundo, se tapó los oídos ante el desatado volumen del trueno caído sobre Indonesia.
No era, sino, una muestra más de la ferocidad de la naturaleza en un terreno tremendamente inestable y donde se debía llevar a cabo una carrera de MotoGP totalmente diferente a la que habían preparado los equipos, por lo que pronosticar un vencedor, en caso de que se celebrara, resultaba una incógnita.
Sin embargo, una mujer local, poco después de que se comunicara que se retrasaba la salida, llevó a cabo un ritual para detener la lluvia. Con un cuenco y algunos palos, la mujer autóctona pretendía llenar el cuenco y que la lluvia remitiese.
A pesar de las reticencias de la cultura occidental ante este tipo de comportamientos, lo cierto es que la lluvia fue cada vez más ligera hasta acabar permitiendo, con meridiana normalidad, la realización de una carrera que, eso sí, se disputaría en su totalidad en condiciones de mojado.