Ganar en MotoGP una vez, puede ser suerte, dos veces, una casualidad, pero cuando ya son tres, es para tomárselo en serio. Enea Bastianini ha puesto Le Mans y a sus 110.000 asistentes patas arriba con la exhibición de pilotaje que se ha sacado de los guantes.
El italiano con su Ducati del 2021 salió quinto en parrilla y ganó una posición poco después de apagarse el semáforo. La caída de Rins ya le colocó en puesto de podio y a un segundo por detrás de los dos pilotos oficiales de su marca, Bagnaia y Miller. Aunque su apodo sea ‘La Bestia’ no tiene nada que ver con su estilo de pilotaje, fino, sin salirse de las líneas y conservando neumáticos para dar el mordisco al final.
Tras 10 vueltas, Bastianini adelantó a Miller, aquel al que quiere quitar el sitio en el equipo oficial de Ducati, sin ni siquiera darle opción de réplica. Superado el australiano aceleró el ritmo y se pegó a la trasera de Bagnaia para lanzarse a por su compatriota a 7 vueltas del final.
Lee más...
- Marc Márquez explica por qué no toma riesgos en carrera
- Pol Espargaró y su frustración con la Honda: "Es un poco drama"
- Charles Leclerc estampa el Ferrari de Niki Lauda de 1974
- El tranquilizador mensaje de Pedro Acosta tras su caída
- Alberto Puig: "El manager de Rins y Mir ha venido a hablar con Honda"
Aquí ‘La Bestia’ si hizo honor a su nombre metiendo la moto con valentía y éxito en la chicane Dunlop. Bagnaia se revolvió y le devolvió el adelantamiento por el interior de La Chapelle. La presión de la batalla no le vino bien a ‘Pecco’ porque a continuación se coló en la frenada del Garage Vert y ya forzando para recuperar la cabeza de carrera, se fue al suelo en la curva 13.
Bastianini es actualmente el piloto que más carreras ha ganado esta temporada en MotoGP, tres victorias que con todo derecho le pueden dar su contrato con el equipo oficial de Ducati. Mención especial para su ritmo de carrera, rodando en la segunda parte de esta entre el 1’31.9 y el 1’32.2, es decir se movió en un margen de apenas 3 décimas de segundo. Una bestialidad.
Aleix Espargaró, un abonado al podio
El piloto de Aprilia sigue confirmando su gran regularidad y que este es su año de gracia después de conseguir el tercer puesto en Le Mans, su tercer podio consecutivo y el cuarto de la temporada sumando la victoria de Argentina.
El trazado francés se le atragantaba en entrenamientos por sus delicadas frenadas presionando el tren delantero y la salida volvió a ser su punto débil, sin embargo supo mantenerse sobre la moto a buen ritmo en una carrera casi de supervivencia, donde hubo hasta 7 abandonos. Las caídas de Rins, Mir y Bagnaia, le despejaron el camino por delante mientras por detrás mantenía a raya a Quartararo para ganarle el podio y recortarle puntos en el mundial.
Quartararo, frustración en casa.
La que prometía ser la gran fiesta francesa con Le Mans lleno hasta la bandera esperando ver la primera victoria en sus curvas de un galo en categoría reina, se fastidió. A pesar de haber mostrado el mejor ritmo de los entrenamientos, Fabio Quartararo no pudo desplegarlo en carrera con otras motos delante lanzando aire caliente a las gomas de su Yamaha y subiéndoles la presión. Esto le inhabilitó para adelantar.
‘El Diablo’ podría haberse quitado este problema de encima con una buena salida, no fue el caso y de partir desde la cuarta casilla se complicó tanto que ya estaba octavo en el primer paso por meta. Adelantó a Marc Márquez en las primeras vueltas y después quedó atascado detrás de Aleix Espargaró casi toda la carrera, cerca del piloto español pero no lo suficiente para tirarle la moto en ningún momento.
La ventaja de Quartararo en la tabla se disuelve, apenas saca cuatro puntos a Aleix Espargaró y ocho a Bastianini, los dos grandes ganadores en su Gran Premio de casa.
Marc Márquez, el riesgo ya no merece la pena
Otro de los pilotos que quedaron estancados en Le Mans después de las primeras vueltas fue Marc Márquez. A pesar de ofrecernos un destello de espectáculo con una doble pasada a Nakagami y Quartararo, el 93 sigue sin estar en su sitio y pinta que puede tardar en estarlo.
A la común dificultad de adelantar con estos neumáticos, Marc tiene que adaptar su pilotaje a esta Honda más trazadora y que de momento nadie de su marca consigue explotar. El de Cervera terminó a quince segundos del ganador y como confirmó en el micrófono de DAZN, sin asumir riesgos porque ya no tienen sentido.