Pedro Acosta, piloto del Red Bull KTM Ajo y protagonista del documental original de DAZN "Pedro Acosta: Nadie te enseña a ganar" es el campeón del Mundo de Moto3 en 2021, pero no tuvo unos inicios fáciles.
"El barco de mi familia ha sido lo que me ha ayudado a seguir para delante. Este barco es donde empezó todo, porque, sin el apoyo que ha dado el barco y la familia, yo hoy no estaría donde estoy"
Pero, a pesar de estar crecer rodeado de pesca, el joven Pedro nunca quiso dedicarse a ello. "A mí, es que el barco... vengo de vez en cuando, pero solo para marear", reconoce.
Su padre explica que "nunca ha querido barco", y es algo que su familia ha apoyado, porque conocen lo dura que es la profesión.
"Cuando tenía 10 años dejé la escuela. Con 14 años, me enrolé en el barco, porque antes no podía. Y aquí he estado toda la vida", cuenta el abuelo del 'Tiburón de Mazarrón', como se conoce al piloto popularmente.
"Es un orgullo para toda la familia pescadora de Puerto de Mazarrón"
Los barcos han sido, sin embargo, un gran empujón en la carrera deportiva de Acosta. La Cofradía de Pescadores de Mazarrón se ha volcado para que Pedro tuviese la oportunidad de llegar lejos.
"La cofradía, desde que empecé, me ha ayudado mucho. Si necesitaba algo, ahí estaban para aportar su granito de arena. Ha sido un grupo de muchos pescadores que han ayudado a que un niño de aquí salga, y eso es lo que me ha ayudado a subir para arriba", relata Acosta.
Isabel López, secretaria de la Cofradía de Pescadores de Mazarrón, habla en nombre de todos los que viven del mar en una zona dedicada, en gran medida, a la pesca: "Cuando el crío compite parece que va algo nuestro con él. Es un orgullo que sentimos toda la familia pescadora de Puerto de Mazarrón".
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Un barco empeñado para cumplir el sueño de Pedro Acosta
Precisamente el barco de Pedro Acosta padre ha sido el 'patrocinador' más importante de la carrera deportiva del '37'. "En la época de la minivelocidad y demás no había patrocinadores, lo pagaba yo todo, salía de mi bolsillo", recuerda el progenitor.
"Y yo pensaba ‘pero cómo voy a poner una pegatina de alguien que no me esté ayudando ni nada’. Entonces, le puse la pegatina de mi barco, ‘ Pesquero Peretujo ’", añade. Y con esa pegatina comenzó a asombrar a los que después pudieron ayudarle a llegar al Mundial de MotoGP .
“En este deporte puedes ser muy bueno, puedes tenerlo todo, pero el dinero es uno de los grandes problemas”, reconoce Paco Mármol, entrenador de Acosta.
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"Cuando llegan a niveles altos el coste se dispara. Su padre es un trabajador normal y corriente, y yo igual. Tuvimos que apretar todos un poco", añade. "Por desgracia para muchos, cuando llegan ahí ya no pueden continuar".
Los costes para ser piloto profesional de motociclismo son tan altos que incluso tuvieron que hipotecar el barco pesquero de la familia para invertir en la carrera de Pedro. "Este barco, ahora mismo, está en el banco empeñado. El zagal ha llegado donde ha llegado porque este barco ha ganado mucho dinero y se ha empleado todo en él", cuenta el abuelo del joven.
"Nosotros no somos una familia millonaria, somos simples pescadores que hemos ganado para el sustento de la vida", añade, con orgullo.
Un club de fans dispuesto a ayudar: reunían dinero para comprar material
Los esfuerzos de la familia pronto se convirtieron en esfuerzos de todo un pueblo, dispuesto a llevar en volandas al joven Pedro hasta lo más alto.
"Hicimos un pequeño club entre amigos. Y todo empezó como una broma. Nos juntábamos varios amigos, hacíamos al año una o dos comidas, intentábamos sacar algo para comprar algún mono o alguna moto para el crío, algún tipo de ayuda", recuerda Pedro Acosta padre.
Las reuniones de amigos para hacer un ‘crowdfounding’ improvisado pronto se convirtieron en algo más. Así lo explica José Martínez, gerente del Bar Siena y tesorero del club de fans de Pedro Acosta: "Vendíamos camisetas, lotería... íbamos haciendo cositas para apoyar un poquito a Pedro. Y fue surgiendo, teniendo más afición, cada año más".
El propio piloto reconoce que, según él fue avanzando, el club de fans fue creciendo, y el Bar Siena siguió apoyándole. "Ahora es como la sede. Es un sitio que me ha apoyado cuando yo no era nadie", asegura Acosta.
Además de ser la sede del club de fans del ‘37’, el Bar Siena es casi un museo. Allí está el mono que compraron entre todos los que se reúnen a ver las carreras de Pedro desde que era pequeño, además de la moto con la que consiguió su primera victoria en un campeonato. "Es bonito que esté aquí, en plan museo", asegura el joven.
"Las carreras las vivimos con una intensidad tremenda, incluso, en una carrera, metieron dos motos dentro del bar. Es tal la emoción que, alguna vez, hasta lloramos. Auténtica locura, pasional", relata José Martínez.
La ayuda de familiares, amigos, aficionados, pescadores y muchas otras personas ha sido clave para que Pedro Acosta llegue al mundial.
"El chaval, no sé cómo pasaban las cosas, pero ganaba y ganaba. Y llegó un momento en que, económicamente, yo ya no podía ayudarle. Ya había hecho todo lo que podía hacer, pero él seguía ganando", recuerda su progenitor.
Asi llegó 2019, cuando, gracias a todas las personas que pusieron su granito de arena, Pedro acabó participando en la Red Bull Rookies Cup.
A través de la copa de promoción de Red Bull, Acosta conoció a "personas que, lógicamente, saben mucho más que nosotros de este deporte", cuenta el padre del piloto. "Veían algo que nosotros no veíamos".
Y vieron tanto que, en dos años, Pedro Acosta ha pasado de pensar en tener que dejar las motos y picar hielo en el barco de su padre a liderar el campeonato del mundo de Moto3. Pero, sin el ‘Peretujo’, Pedro no habría podido llegar a buen puerto en las turbulentas aguas del motociclismo profesional.