Un sueño cumplido. Es la sensación que Remy Gardner tenía tras el GP de Valencia de Moto2. El piloto australiano tuvo que esperar a la última carrera para sellar, de manera definitiva, el título de campeón del mundo tras una dura temporada en la que la batalla con su compañero de equipo y rookie del año, Raúl Fernández, se prolongó de principio a fin.
Y es que sólo han sido cuatro puntos los que han separado a los dos pilotos de KTM que, por supuesto, también se ha proclamado campeón como equipo. Un año sensacional para Gardner en el que, por fin, tras cuatro temporadas en la categoría, le permite dar el salto a MotoGP con un campeonato del mundo bajo el brazo.
Tras la carrera y la evidente celebración, el australiano atendió al micrófono de DAZN para dar más detalles de cómo se encontraba y realizar un primer análisis de lo que ha supuesto la temporada en Moto2. "Aún no me lo creo. No tengo muchas palabras, estoy volando", comenzó asegurando antes de hablar de cómo fue el año.
"Este año ha sido bastante trabajado y bastante difícil. Raúl ha hecho un campeonato que no veas. Es un rookie increíble y ha hecho cosas muy heavys. Es un piloto bastante rápido. Cuando tocaba hemos podido superar eso, y en los momentos malos siempre usando la cabeza y acabando las carreras".
"La experiencia y el toquecillo que tengo con cuatro años de Moto2 nos ha ayudado a llevar estos cuatro puntos de ventaja. Muy contento, he luchado muchos años para esto. Muchos malos momentos para aprender y todo esto ha sumado. Este año hemos puesto todos los puntos juntos que necesitábamos y hemos podido conseguir el campeonato".
"Raúl me ha sacado cosas que yo no sabía que existían en mí. El tío iba muy muy rápido, tiene un talento que no veas y, al final, eso ha sido bien para mí también, para aprender de mí mismo y sacar velocidad donde pensaba que no había".
"El último cuarto del año ha sido muy intenso pero muy bonito. Primero y segundo, campeones como equipo, Raúl tiene que estar orgulloso del campeonato que ha montado, que me ha dado por culo".
"Siempre nos hemos llevado bien. Ahora mejor, que está todo acabado ya podemos darnos un abrazo y pasar de página. Me alegro de tenerlo como compañero, el año que viene creo que podemos seguir aprendiendo aún más juntos, en MotoGP, y quiero darle las gracias a toda la gente que me ha apoyado estos años y a todo el equipo de Aki, que ellos también han currado en un año que no veas".
Sin embargo, el piloto australiano sorprendió con una sincera confesión que poca gente conocía. Antes de proclamarse campeón del mundo de Moto2, cuando las cosas no le iban tan bien en años anteriores, Gardner estuvo a punto de dejar las motos para siempre.
"Yo estaba a punto de dejar las motos si te digo la verdad. Cuando me rompí las piernas no estaba yendo bien, años muy malos y no tenía resultados".
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"Yo pensaba que ya está, que mi carrera se había terminado, pero al final tenía el espíritu de luchar y he podido sacarme de la mierda y hemos llegado. Si ahora mismo le digo a Remy Gardner de hace cuatro años que sería campeón del mundo no lo creería".
Por último, confesó qué le dijo su padre Wayne Gardner, campeón del mundo de 500cc en 1987.
"Mi padre me dijo felicidades, por supuesto, y que había cumplido mi sueño y el suyo. Es un sueño de los dos. Muchos años luchando, muchas cosas, muchas historias…, pero lo hemos hecho. Estaba muy contento. Tampoco tenía muchas palabras, tenía más emociones que palabras".