Alex Rins llegó a MotoGP en 2017 y, desde entonces, ha formado parte de la estructura de Suzuki, que ha ido creciendo hasta ser campeones del mundo con Joan Mir en 2020. En ese tiempo, además, se ha mudado a Andorra, se ha casado y va a ser padre.
A pesar de llevar desde 2012 en el campeonato del mundo de motociclismo, Alex Rins no ha conseguido ser campeón del mundo. Tan solo ha podido ser 2º y 3º en distintas temporadas.
“Quizás no hemos sido campeones del mundo por la regularidad. Me ha costado ser regular en todas las categorías. En Moto3, la vez que más cerca estuvimos de ser campeones del mundo fue en 2013, y perdí el campeonato en la última curva del último circuito, en Valencia", explica, al ser preguntado por Ernest Riveras en 'La caja de DAZN'.
"En Moto2, en mi primer año, acabé segundo, siendo rookie. Al año siguiente optábamos también a ser campeones y antes de Silverstone, entrenando en casa, me lesioné la clavícula y eso lo complicó todo", comenta, sobre su etapa en la categoría intermedia.
"En MotoGP, en 2017, no empecé nada bien, perdiéndome cinco carreras por la rotura en Austin del cúbito y radio de la mano izquierda. En 2018 me adapté bastante bien, en 2019 conseguimos muchos podios, y en 2020, en la primera carrera, cojo y me disloco el hombro. Sufrimos muchísimo. Y este año, los ceros no están ayudando nada. Nosotros no nos vamos a rendir, vamos a seguir intentándolo, y ya veremos si el año que viene puede ser”, añade.
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"Me cuesta seguir la dieta"
Los miércoles, al llegar al circuito, siempre huele a brasas alrededor de su motorhome. "Solemos llegar el miércoles al mediodía o la tarde, y pedimos al hospitality de Suzuki que nos prepare unas bandejas con costillas de cordero, butifarra, y nos lo comemos bien a gusto. Nos compramos una barbacoa portátil para ello", relata, tras sacar unas pinzas de barbacoa de 'La caja de DAZN'.
"Soy un intento de buen cocinero. El año pasado, entre carrera y carrera, como no podía ir a Japón, los japoneses venían a Andorra. Allí los reuníamos para hacer barbacoas", cuenta.
"Tengo problemas con la comida, a mi nutricionista lo llevo al límite, me cuesta un poco seguir la dieta. No es que me excede con chuches o palomitas, es más con cosas ricas. Muchas veces voy a comer a casa de mi suegra y hace unos platazos que, al final, siempre acabas picando algo", reconoce.
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Sus perros son como sus hijos
Otra gran parte de su vida son sus tres perros: Paco, Olivia y Pepe. "Pepe es el que más loco está, el pequeño de todos, se podría estar horas y horas jugando. Al final acabo yo cansado".
"Cuando yo todavía no conocía a Alexandra, mi mujer, ya tenía a Olivia, y dormía conmigo. Y cuando conocí a Alexandra, ella también quería dormir con nosotros. Ahora intentamos que duerma en su cama, pero es muy lista, y se sube poco a poco".
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"Me decían que era como un unicornio"
"En 2017, 2018, incluso en 2016, decían que yo era como un unicornio", explica, después de sacar un muñeco con forma de unicornio de 'La caja de DAZN'.
"Vivía en mi mundo y cuando quería bajaba de él. Estaba alguien hablando conmigo y, si no me interesaba mucho lo que estaba diciendo, desconectaba y me iba a mi mundo. Me he llevado muchas broncas por eso de la gente que me quiere. Desconectaba y volvía".
Pero esa versión ha cambiado, y toda la gente de su alrededor le reconoce una mejora en la actitud. “Trabajar con el equipo, mirar los datos, la telemetría, ver dónde has fallado y dónde mejorar, analizar las carreras y hacer un buen plan... Es verdad que, como me ha dicho Manu [Cazeaux, su jefe de mecánicos], está contento con el cambio que he hecho".
"Yo también estoy contento, porque me encuentro mejor encima de la moto, a pesar de tener muchas caídas en este principio de temporada. Estoy yendo rapido”.
El 'baby boom' en MotoGP
El gran cambio en la vida de Alex Rins, sin embargo, es la llegada de su hijo. “Lucas es el hijo que estamos esperando Alexandra y yo, y la verdad es que estoy muy feliz".
"Viene para finales de septiembre, antes de irnos a la gira asiática. A ver si tengo suerte y me coge en casa, porque es una cosa única. Con todo el mundo que he hablado dice que es una cosa superespecial, y, la verdad, tengo muchas ganas”, explica.
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Su paternidad no es la única que ha llegado a la parrilla del mundial de MotoGP. Maverick Viñales fue padre de una niña, algo que también está a punto de vivir Pol Espargaró. “Ha habido un baby boom. Maverick, Pol... parece que nos hemos puesto de acuerdo”.
“A mí me gustan mucho los niños y puede ser que me dé estabilidad el hecho de llegar a casa y que estén ellos. Al final, ya tenemos tres hijos, los tres perros, ahora llega Lucas, un hijo más”.
"No he tenido tiempo de pensar en el futuro"
“No he empezado a pensar en el futuro, mi cabeza no ha tenido tiempo, con las caídas y todo. No sé dónde nos llevará el futuro, si seguiremos en Suzuki o cambiaremos. No es una cosa que me plantee ahora”, reconoce, al ser preguntado por lo que pasará más allá de 2022.
“Al final, aunque no lo haya conseguido yo, hemos conseguido que Suzuki sea campeona del mundo, y eso es increíble”, concluye.