En Melbourne se llevó a cabo la tercera parada del Mundial de Fórmula 1, donde compitieron los mejores pilotos del mundo. Max Verstappen, actual campeón y ganador en las dos últimas temporadas, lideraba la tabla con una ventaja de un punto sobre su compañero de equipo, Checo Pérez.
El piloto español Fernando Alonso ocupaba el tercer lugar después de conseguir dos podios en sus dos primeras carreras con Aston Martin. Este éxito ha generado mucha emoción en su país natal, ya que el dos veces campeón mundial ha vuelto a competir en igualdad de condiciones con los mejores pilotos del mundo.
¡El gran susto de Carlos Sainz por un espontáneo en boxes!
DAZN
Después de la sesión de clasificación del Gran Premio de Australia de Fórmula 1, en el circuito de Albert Park en Melbourne, Max Verstappen aseguró su dominio al conseguir otra pole position. El piloto holandés, quien ha ganado las últimas dos ediciones del campeonato, liderará la carrera desde la posición privilegiada en la parrilla, mientras que los sorprendentes Mercedes de George Russell y Lewis Hamilton le seguirán de cerca.
Fernando Alonso y Carlos Sainz ocuparán las posiciones detrás de ellos, con la esperanza de alcanzar un lugar en el podio. Sin embargo, la situación de Checo Pérez no es tan favorable, ya que tuvo un accidente en su primer intento de vuelta lanzada en la Q1 y tendrá que empezar desde la última posición el domingo.
El piloto madrileño de Ferrari vivió en primera persona uno de los momentos más surrealistas de la sesión de clasificación del GP de Australia de Fórmula 1. Carlos Sainz, que partirá desde la quinta posición en la parrilla de salida, se vio obligado a mostrar sus mejores habilidades al volante.
Durante el sábado, el español se dirigía a boxes para realizar una parada en la clasificación cuando se encontró, en la zona en la que debía detenerse, a un 'espontáneo' no perteneciente al equipo que imposibilitaba, completamente, su parada.
Carlos Sainz mostró un gesto de queja hacia el desafortunado protagonista, que se afanó en apartarse para entorpecer lo menos posible la llegada del Ferrari del piloto madrileño que, gracias a sus habilidades, pudo dejar el desagradable suceso en una anécdota.