El GP de Austria de Fórmula 1 2022 era propicio para que Ferrari diera un golpe encima de la mesa y superara a Red Bull en su propia casa. Después del doblete del equipo de Christian Horner en Imola, la casa de Ferrari, los de Mattia Binotto buscaban hacer un buen papel para seguir acercándose a su máximo rival.
Desde el inicio de la carrera se demostró que tanto Charles Leclerc como Carlos Sainz tenían un ritmo mucho mayor que Max Verstappen. Checo Pérez, tras un toque con George Russell poco después de que comenzara la carrera, quedaba fuera de la jornada y el neerlandés se quedaba como única opción para Red Bull.
El vigente campeón del mundo trataba de hacer frente a los dos Ferrari, pero Charles Leclerc no tuvo piedad y el monegasco adelantó sin ningún tipo de miramiento a su rival, situándose en primera posición después de atosigar al neerlandés desde el inicio de la carrera.
Una vez que se hizo con el liderato, Leclerc comenzó a escaparse. Verstappen trataba de seguirlo, pero lo que sucedía únicamente era que Carlos Sainz, desde la tercera posición, se acercaba cada vez más. Cuando el madrileño estaba a punto de ponerse en segunda posición, en Red Bull pararon al campeón del mundo.
De esta forma Ferrari comenzaba a vislumbrar seriamente la posibilidad de salir de Austria con un doblete que acercara a sus dos pilotos a Verstappen en la clasificación y a la propia escudería en la clasificación general del campeonato de constructores.
Durante toda la carrera el ritmo de los dos Ferrari fue superior al Red Bull y tanto Leclerc como Sainz demostraron que no era una situación exclusivamente del inicio, sino que los monoplazas rojos corrían más que el coche de Max Verstappen.
A falta de 13 vueltas para el final, con Charles Leclerc en primera posición con neumático nuevo y con Carlos Sainz a escasas dos décimas del neerlandés, en disposición de superar al Red Bull y con el convencimiento de acabar en segunda posición, de nuevo aparecieron los problemas de fiabilidad.
Justo cuando el madrileño rodaba por detrás de Verstappen, el motor de su Ferrari dijo 'basta' y el monoplaza se apagó. Inmediatamente, Sainz se apartó y, con el coche completamente parado, aunque en cuesta, el fuego hizo acto de presencia.
Los comisarios se acercaron a la posición del piloto español, que permanecía dentro de un monoplaza que era consumido por el fuego a medida que pasaba el tiempo. Cabe recordar que los Fórmula 1 no tienen freno de mano y, con el monoplaza en cuesta, Sainz no podía levantarse de un coche en llamas porque los comisarios no ponían el taco en los neumáticos para evitar que el monoplaza se cayera hacia atrás.
En una medida desesperada, Sainz se puso de pie y el coche comenzó a rodar. En ese momento, pidió premura a los comisarios para que evitaran la caída del monoplaza y poder salir del mismo. Las llamas estaban alcanzando su posición y él no podía salir. Fue entonces cuando, por fin, los comisarios detuvieron el monoplaza y Sainz pudo abandonarlo.
Carlos Sainz y la radio de la desesperación en Austria: "¡No, no, no!"
En el momento en el que el monoplaza quedó detenido y comprobó que el fallo era de motor, Carlos Sainz se apresuró en mostrar su frustración en la radio con su equipo. Con el coche en la cuesta y la posibilidad de puntuar perdida, el madrileño no se pudo reprimir.
Así se perdió la posibilidad de obtener un doblete para Ferrari y, además, la opción de que el español continuara recortando puntos al piloto neerlandés, vigente campeón del mundo y al que debió superar durante la carrera en el Red Bull Ring.
"¡No, no, no!", gritó el madrileño por radio cuando el motor de su monoplaza sufrió un fallo y truncaba la posibilidad de obtener un buen botín de puntos en un territorio en el que, tradicionalmente, Red Bull se había mostrado muy fiable.