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F1

Charles Leclerc brilla más que nadie en Albert Park

Pablo Lorente
Charles Leclerc brilla más que nadie en Albert ParkDAZN
Victoria sin oposición del monegasco y otra avería para Verstappen. La mala suerte se cebó también con los españoles. Las claves del Gran Premio de Australia

Esta vez el duro madrugón australiano no tuvo premio: vivimos la carrera de Fórmula 1 más estática de este inicio de temporada en Albert Park y las cosas para Fernando Alonso y Carlos Sainz no fueron nada bien.

Dos días de drama

Sábado. Era sin lugar a dudas la Q3 que mejor pintaba para los pilotos españoles desde que comparten parrilla en la Formula 1. Fernando Alonso iba volando para ponerse tal vez en tiempo de pole cuando un fallo en el sistema hidráulico le dejó sin dirección asistida y vendido contra las protecciones de Albert Park.

Un nuevo fallo de fiabilidad de un Alpine que tiene buen rendimiento pero que parece de cristal. No olvidemos que en Melbourne montaron el tercer motor de la temporada.

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El aparatoso accidente de Fernando hizo ondear la bandera roja unos segundos antes de que Carlos Sainz, también en una vuelta magnífica, cruzase la meta. Tiempo anulado y a jugársela con el último set de neumáticos blandos.

En esta serie de catastróficas desdichas, el Ferrari de Carlos no arrancó a tiempo cuando debía salir para dar dos vueltas de calentamiento, el método que han descubierto en Maranello para poder sacar el mejor jugo a las gomas nuevas. Casi sobre la bocina el motor se encendió y Carlos salió de boxes solo con la posibilidad de dar una vuelta de calentamiento. Como era previsible, el tiempo no fue bueno.

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Llegó el domingo con Carlos y Fernando ocupando la misma línea, noveno y décimo, y con los mismos neumáticos duros con la esperanza de estirarlos en pista todo lo posible para aprovechar una parada gratis de algún coche de seguridad. 

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Pero la serie de problemas de Carlos continuó con un nuevo capítulo protagonizado por un volante estropeado que tuvieron que cambiar. Por desgracia, el sustituto no estaba bien configurado. A Carlos le saltó el anticalado en la salida, patinó y perdió cinco puestos en la primera vuelta.

Una situación que estresaría a cualquier ser humano, y Carlos lo es. Apurado como estaba por remontar con el agua al cuello, el madrileño cometió un error en la entrada de la chicane y se fue directo a la grava, su primer abandono desde Rusia 2020. Una excepcional racha de 17 carreras seguidas puntuando llegaba a su fin y también un Gran Premio donde, en entrenamientos, hemos visto a Carlos más cómodo que nunca con el Ferrari.

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Fernando Alonso aguantó en pista todo lo posible conservando los duros en el primer ‘stint’ y ganando alguna posición por el camino a la espera de que un coche de seguridad le favoreciese. Los coches aparecieron, pero demasiado pronto para sus intereses, primero en la vuelta 3 tras el abandono de Carlos Sainz y luego en la 23 por un fallo mecánico de Sebastian Vettel. En este último, Alonso pidió entrar pero su equipo se lo desaconsejó

Cuando ya no tuvo más remedio que cambiar de compuesto, salió en tráfico y tuvo muchos problemas de ’graining’ quedando atrapado en un tapón de coches generado por Stroll. La situación de sus neumáticos era insostenible y tuvo que entrar de nuevo a cambiar, terminando así el último del Gran Premio de Australia.

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Charles Leclerc ahoga a Max Verstappen

No siempre vamos a tener un duelo de infarto entre Charles Leclerc y Max Verstappen, hay que asumirlo. No porque un piloto sea ahora mejor o peor que el otro, sino porque llevan coches muy diferentes. Esta ha sido la carrera en la que más diferencias hemos tenido entre Ferrari y Red Bull y dos de ellas son muy claras: la fiabilidad y la gestión de neumáticos.

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En Australia era la primera vez que los equipos iban a descubrir cómo se comportan las nuevas gomas de Pirelli en una carrera a plena luz del día y con una temperatura de asfalto calentita, en torno a los 40º.

Cierto que a Ferrari le cuesta más poner a punto las gomas, pero luego es el monoplaza que mejor las aprovecha y durante más tiempo, gracias en buena parte a la gran estabilidad que tienen en su tren trasero. 

Los tiempos de Leclerc fueron un escándalo desde las primeras vueltas y sacó fácilmente a Verstappen de la zona de DRS imponiendo un ritmo imposible de seguir para el Red Bull. Además, en los relances de carrera su defensa se vio favorecida por dos cosas, la primera, por la estructura de Albert Park, un circuito muy difícil para adelantar a pesar de las numerosas modificaciones de este año, y la segunda, por la nueva norma que ahora prohíbe al coche perseguidor superar el ala trasera del coche de delante en la relanzada. 

Una medida que nos quita el picante habitual en el que un piloto se echa encima del otro para complicarle la vida todo lo posible antes de reiniciar la carrera. Sin poder hacer esto, ‘Mad Max’ tuvo menos opciones de superar a Leclerc, a pesar del error que cometió el monegasco en la segunda relanzada.

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Ya pasados los coches de seguridad, Verstappen no pudo ni conservar el segundo puesto, incapaz de dar caza a Leclerc y sufriendo para conservar los neumáticos, la puntilla se la dio, una vez más, el sistema de combustible, una avería que obligaba a retirar a su Red Bull de la carrera. Ya van dos abandonos en tres carreras por averías en la misma zona del monoplaza, motivos suficientes para que salten todas las alarmas en Milton Keynes por mucho que ‘Checo’ Pérez terminase en el podio.

El equipo de Christian Horner vio también como Mercedes, un coche más lento y con muchos más problemas para ser rápido en esta temporada, es más seguro que su Red Bull, por eso y por estar avispado en un ‘safety car’ Russell también subió al cajón.

El vigente campeón está ahora mismo a 46 puntos de un Charles Leclerc espectacular que firmó en Melbourne lo que se llama un Grand Chelem: victoria, pole, vuelta rápida y liderar todas las vueltas de la carrera. Poco que añadir a una carrera soberbia que es un puñetazo tremendo encima de la mesa y que tiñe el mundial un poco más de rojo Ferrari.

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