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MotoGP

Dani Pedrosa y cómo las dificultades económicas casi le llevan a cambiar las motos por las bicis

Dani Pedrosa y cómo las dificultades económicas casi le llevan a cambiar las motos por las bicisGetty Images
El actual piloto probador de KTM tuvo que superar algunos obstáculos para cumplir su sueño

Dani Pedrosa siempre soñó con subirse a una moto y poder competir. Lo tenía claro desde pequeño. De hecho, su infancia transcurrió sobre dos ruedas. Sin embargo, y pese al esfuerzo diario de sus padres, las dificultades económicas estuvieron a punto de provocar que cambiase las motos por las bicis.

Todo empezó en una Navidad de 1990. Dani era solo un niño y recibió dos regalos que marcarían su vida: un equipación para hacer motocross y un casco que era casi más grande que él en el que aparecía su nombre en la parte trasera.

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Aquel pequeño de cinco años no borró en ningún momento la sonrisa de su cara. Su familia ya sabía que Dani Pedrosa imaginaba la vida subido a una moto. Lo que no pensaban era que ese sueño de la infancia iba a convertirse en el camino elegido a lo largo de una vida entera.

La primera moto de Dani Pedrosa

"Su primera moto de verdad, de gasolina, fue una de motocross que le compró su padre. Empezó con ella en el campo a dar vueltas en un circuito", cuenta su madre en el reportaje 'El origen del samurái' que ya puedes ver en DAZN .

El padre de Dani se dio cuenta muy pronto de que su hijo se tomaba muy en serio aquellos días sumando metros en un circuito. "Él me cambiaba el circuito cada semana", recuerda Antonio, haciendo hincapié en lo implicado que estaba el propio Dani en todo el proceso. 

La pasión de aquel niño por el motociclismo llegaba al punto de despertar a su padre a las cuatro de la madrugada cuando por televisión daban el Gran Premio de Suzuka. Se quedaba atónito en el sofá, aunque siempre pendiente de Michael Doohan, su ídolo de la infancia. 

El sueño empezaba a hacerse realidad

Con el paso de los años, Dani Pedrosa empezó a competir. Primero con las Mini Bikes, con las que ya adquirió rutina y disciplina de trabajo. Las fotos en las que salía sosteniendo un trofeo eran cada vez más habituales. El Dani piloto se iba transformando poco a poco en realidad, al igual que aquel sueño que cogió forma en la Navidad de 1990.

Los fines de semana se convirtieron en días de maletas, coche y carretera. Los padres de Dani hicieron el esfuerzo de llevar a su hijo a todas aquellas carreras del Campeonato de España de Mini Bikes que tenían lugar por todo el territorio nacional. Daba igual Almería que A Coruña.

"Recuerdo viajar toda la noche del domingo para volver a casa y marchar muy pronto a trabajar sin casi descansar", cuenta Antonio Pedrosa.

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Las dificultades económicas que estuvieron cerca de cambiarlo todo

El punto de inflexión llegó cuando acabó el Campeonato de España de Mini Bikes. "Llegó el momento de decidir qué se tenía que hacer, si seguir hacia delante con una 125 o no", rememora la madre de Dani Pedrosa. El matrimonio hizo cuentas y vieron que resultaba inviable mantenerse en el camino del motociclismo. 

Dani lo asumió con naturalidad. Era una situación dolorosa, pero entendía que sus padres no podían abarcar todo lo que suponía dar el salto a 125 cc. Su respuesta fue cambiar las motos por las bicis, pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojos.

"Un día fui a buscar la licencia a una tienda de bicis y me encontré con un amigo de mi padre de toda la vida. Me dijo que si había visto el anuncio de la Movistar Junior Cup", resume Dani Pedrosa. Recibieron cerca de 6.000 solicitudes y una de ellas fue la de nuestro protagonista. Todo cambió. Todo empezó otra vez. El resto es historia.

Dani Pedrosa