¿Quién no cree en el destino? En julio de 2013, Carlos Sainz pilotó por primera vez un Fórmula 1 en un test para Red Bull en el circuito de Silverstone, una única oportunidad para demostrar su talento y ganarse un hueco en uno de los equipos más exigentes, lo consiguió.
En el presente, en el mismo mes pero del año 2022, Carlos se ha subido a lo más alto del podio en Silverstone. Las mismas curvas que le vieron nacer como piloto de Fórmula 1 le han coronado como ganador. Su victoria, solo de por sí es histórica, pero si analizamos cómo se fraguó, se convierte en legendaria. Así pasó.
No pudo ser más difícil
El camino del piloto madrileño durante este Gran Premio de Gran Bretaña puede resumirse en una carrera de obstáculos permanente, empezando por el circuito. No es un secreto que la nueva forma de pilotaje que requieren los monoplazas de este nuevo cambio técnico no le viene, desde luego, como anillo al dedo a Carlos, y su adaptación le está resultando más difícil en ciertos tipos de circuito. Silverstone es uno de ellos.
El primer resultado en seco fue más que positivo, mejor tiempo en los libres 2 y demostrando un ritmo excelente. El panorama se nubló en los libres 3 tras un cambio de configuración que no sentó bien, pero por suerte el cielo se resquebrajó en la clasificación y empezó a llover. Hay pocos pilotos brillantes en pista mojada, Carlos es uno de ellos. Tras una Q3 de infarto y una vuelta memorable, se llevó su primera pole y todos los focos del sábado.
Sin embargo, el domingo no llovía y en seco hacer frente a Verstappen con un Red Bull repleto de actualizaciones era más que complicado, sobre todo cuando supimos que el campeón montaba el neumático blando, más explosivo en las primeras vueltas que el medio de Carlos Sainz. La defensa de la pole era imposible, como vimos cuando se apagó el semáforo y el neerlandés se puso en cabeza. Esta historia se acabó en cuanto ondeó la bandera roja por el horrible accidete de Guanyu Zhou, con final feliz afortunadamente.
En la segunda salida, Carlos volvía a defender la pole con gomas medias y Verstappen montó el mismo compuesto, la pelea fue en igualdad de condiciones y Carlos resistió estoicamente el ataque implacable del Red Bull.
Pero ‘Mad Max’ no se despegaba de la zona de DRS con Sainz, una situación idéntica al final de Canadá pero con los papeles cambiados y toda la carrera por delante. Tras nueve vueltas de persecución, el Ferrari del 55 se salió en las míticas enlazadas de Maggots - Becketts y, aunque Carlos pudo reincorporarse con agilidad al asfalto, Verstappen tomó el liderato de la carrera. Poco le duró la alegría al campeón porque pasó por encima de unos restos de fibra de carbono que había sobre el asfalto y le dañaron el coche, no lo suficiente para tener que abandonar, pero sí para descartarse de la lucha por la victoria y el podio.
‘Stop inventing’
Llegó la parada y Ferrari optó por meter primero a Carlos y cinco vueltas después a Leclerc, ambos cambiando a neumáticos duros. Su principal rival era el Mercedes de Hamilton, resucitado en su circuito de casa y que apostó por un stint más largo. Un coche de seguridad durante estas vueltas que estuvo el inglés en cabeza pudo haber sido demoledor para las aspiraciones de Ferrari.
El objetivo de los dos coches rojos era recortar con gomas frescas su distancia con Hamilton. Leclerc, con el coche dañado, ya abría DRS detrás de Carlos cuando su ingeniero, el español Xavi Marcos, le comunicó que tenía libertad para pelear con él por la primera posición.
Después de unas vueltas de persecución que no llegaron al cuerpo a cuerpo, el equipo ordenó a Carlos ceder el paso a Leclerc. Una parada mala de Mercedes hizo que Hamilton saliese tres segundos por detrás de Carlos y en las vueltas siguientes la distancia entre Leclerc y Carlos se amplió hasta que el Alpine de Esteban Ocon se quedó parado en la pista y salió el Safety Car.
Este fue el terremoto que cambió la historia. Ferrari no podía hacer un doble pit stop porque, según declararon, sus dos coches no estaban suficientemente distanciados. La realidad es que había los segundos necesarios entre Leclerc y Sainz para intentarlo, pero optaron por la estrategia conservadora, mantener a Leclerc primero en pista y meter a Carlos para ponerle blandos.
Antes de la relanzada llegó la polémica en la radio de Sainz: en el muro le pedían dejar una distancia de diez coches con Leclerc para protegerle, Carlos se negó porque tenía que defenderse de Hamilton, también con gomas nuevas, y no tenía sentido arriesgar su posición. El caso es que si Hamilton superaba a Carlos por no haber atacado a Leclerc, el monegasco, con neumáticos más lentos, no habría resistido el asalto del heptacampeón.
Carlos Sainz zanjó la discusión con unas palabras que ya nunca se olvidarán ‘Stop inventing’.
Llegó la relanzada y Carlos superó a Leclerc, tiró a fondo y en tres vueltas se escapó de todos, metiéndose en el bolsillo su primera victoria en la Fórmula 1, una victoria que ha costado 150 Grandes Premios y nueve años para que un piloto español volviese a subirse a lo más alto de un podio. Un día inolvidable.
Una batalla épica y un milagro
Mientras Carlos enfilaba su primera victoria, detrás la batalla por el podio entre Pérez, Hamilton y Leclerc fue espectacular. Los tres pilotos se dejaron el alma con adelantamientos imposibles con mención de honor para Leclerc que, aunque quedó fuera del podio, plantó cara a dos coches con neumáticos mucho más nuevos.
Podio más que merecido para Pérez, remontando desde la última posición tras un toque con Leclerc en la salida, y también para Lewis Hamilton, que nos deja la ilusionante duda de si este Mercedes será igual de competitivo en otros circuitos.
Fernando Alonso fue espectador de lujo de esta lucha a tres, el asturiano logró el mejor resultado de la temporada. Séptimo en parrilla, ganó una posición por la avería de Verstappen y otra a Lando Norris, pisando a fondo el acelerador durante el coche de seguridad en el tramo permitido para hacerlo.
Finalmente terminó el quinto, aunque reclamó el cuarto denunciando cambios de dirección de Leclerc en la recta. Los comisarios no investigaron y ahí se quedó la reclamación.
Y la mejor noticia de la jornada fue la salvación de Guanyu Zhou tras sufrir uno de los accidentes más graves de la historia de la Fórmula 1. El piloto chino fue golpeado de rebote por el coche de Russell en un choque múltiple en la primera salida, el impacto fue tan salvaje que levantó su Alfa Romeo por los aires y aterrizó del revés con una fuerza que rompió el arco de seguridad, dejando el halo como el único elemento entre el asfalto y el cuerpo de Zhou. El coche sin control llegó hasta las protecciones, las saltó y se estrelló en la valla a centímetros de los espectadores.
Fueron unos minutos con el corazón helado hasta que la Fórmula 1 confirmó que Guanyu se encontraba bien, un milagro. Otra de las imágenes fue la de George Russell, olvidándose de sus posibilidades de participar en la segunda salida, salió de su Mercedes y se acercó corriendo a ayudar en lo que pudiese al accidentado compañero.
Por fortuna no hay que lamentar ninguna pérdida y nos quedamos con que este accidente en Silverstone sirva para rediseñar y reforzar la seguridad de los monoplazas del futuro.