Charles Leclerc y Mónaco. No se entiende el uno sin el otro, aunque tal vez estuvieran mejor por separado. Y es que en el Gran Premio histórico de Mónaco, el piloto monegasco volvió a evidenciar que no por correr en casa se corre mejor.
Una mala experiencia que se suma a la lista de infortunios protagonizados por el piloto monegasco en el circuito de su país.
En mayo, el compañero de Carlos Sainz tomó los mandos del Ferrari 312 B3 de 1974 de Niki Lauda y acabó estrellándolo contra el muro en La Rascasse.
Leclerc perdió los frenos y con ellos, el histórico monoplaza del 'Cavallino Rampante', con el que Niki Lauda consiguió su primera victoria en la escudería en el Gran Premio de España de 1974.
Una evidencia más del malfario que persigue al monegasco, que está peleando por el Mundial de F1 2022, en el circuito de casa.
En 2017, en Fórmula 2 con Prema, abandonó tanto la carrera principal como la carrera al sprint. Y en 2018, 2019 y 2021, ya en Fórmula 1, tampoco pudo terminar ninguna de las citas.
En 2018 y 2019, con Sauber (ahora Alfa Romeo) y con Ferrari, abandonó. Primero por un accidente a la salida del túnel y al año siguiente por un toque en el coche y un pinchazo intentando adelantar.
En 2021, la última vez que la Fórmula 1 ha corrido en el Principado, Leclerc logró la pole, pero no pudo salir a carrera por un problema en la caja de cambios.
"Cuando crees que ya has tenido toda la mala suerte del mundo en Mónaco y pierdes los frenos en La Rascasse con uno de los Ferrari más icónicos de la historia", publicó el propio piloto de Ferrari en sus redes sociales.
"He perdidos los frenos. He frenado, el pedal estaba duro... He tenido suerte de que haya sido ahí", le confesó al bajarse del coche a un Jacky Ickx que trató de quitarle importancia: "No te preocupes. Has tenido suerte".
"He tenido miedo", terminó diciendo un Leclerc cuya exhibición en Mónaco no terminó de la forma soñada.