Jorge Martín es una de las grandes estrellas del Mundial de MotoGP. El de San Sebastián de los Reyes luchó hasta la última cita en Valencia a lomos de la Desmosedici GP23 del Pramac Racing por ganar el título de la clase reina frente a la Ducati de Pecco Bagnaia.
Antes de comenzar las vacaciones y desconectar del campeonato, Jorge Martín ha atendido en exclusiva a DAZN en un documental llamado 'Martinator, voluntad de hierro', ya disponible en la plataforma, para revelar sus inicios en el motociclismo, hablar sobre su estrecha relación con Aleix Espargaró o los duros momentos que vivió en Portimao en 2021.
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La intrahistoria del guante con bridas que llevó Jorge Martín en Tailandia y fue clave para ganar el Mundial de Moto3
"Jorge Martín era una bomba (risas). Era muy explosivo, muy nervioso... Teníamos que cogerlo y sentarlo. Quique El Mestre, que era quien lo llevaba, me decía muchas veces 'Jorge, yo no puedo más'. Y yo le decía 'Sí, calma. Que ya verás como poco a poco lo llevamos al sitio correcto', afirma Jorge Martínez Aspar.
"Le veía un gran potencial como piloto porque le veía muy rápido. La Mahindra era una moto que, entre comillas, era como una Aprilia 125cc de chasis, pero con un motor inferior. Eso te hacía ir como piloto muy rápido y cómodo porque la moto, en la parte del chasis, era muy buena. Pero no corría", asegura Aspar.
"Entonces al piloto le hacía ir al 120% para sacar ese punto más. Una frase que me encantó de la madre de Jorge Martín fue 'Lo que más me gusta no es lo que le habéis enseñado como piloto, sino que era un desastre en casa y me lo habéis devuelto medio ordenado'. Porque al final nosotros cuando cogemos a un piloto es muy bueno educar no sólo al piloto encima de la moto sino también debajo de la moto", declara Jorge.
"De 2018 tengo historias para regalar. En Brno me rompí el radio. Me perdí esa carrera porque me fui corriendo a operarme y al fin de semana siguiente subí al podio, pero creo que fue más difícil aún la del guante. Yo estaba en la clínica tratando esa lesión y me hicieron más presión de la cuenta en un punto en concreto y cuando me soltaron dije 'Ostras, qué pasa aquí. No puedo abrir la mano'", expone Jorge Martín.
"Vi la cara de susto de todos y ya vi que era importante. Me pusieron hielo, quizá tampoco fue la mejor solución, lo tenía superinflamado. Empezaron a hacer vendajes, pero al final el vendaje va perdiendo fuerza y aunque la Moto3 no vayas muy rápido, a 250 km/h cuando intentaba coger el embrague en Tailandia se me iba la mano. Para haberme matado", admite Jorge.
"A mi padre se le ocurrió hacerme un guante que me abría la mano sola y yo la cerraba, que eso si que lo podía hacer. El problema era la brida. Salí al Warm-Up con él, me encontré bien, pero luego la carrera yo la recuerdo como un martirio porque mi moto no corría", explica el de San Sebastián de los Reyes.
"Y recuerdo que del esfuerzo de la mano, las últimas tres vueltas, iba apajarado, no era casi consciente de la situación. Y no sé si fue en la penúltima o última vuelta, se cayeron Enea Bastianini y Marco Bezzecchi. Y vi la luz. Acabé cuarto. Fue increíble viniendo desde tan atrás. Conseguí incluso sacar ventaja en el Mundial. Un fin de semana que pintaba muy mal, fue un poco la salvación de aquel año. Y la clave de terminar ganándolo", revela Jorge Martín.