Brasil acogió el penúltimo Gran Premio de la temporada de Fórmula 1, que ha coronado a Max Verstappen como bicampeón del mundo después de que el piloto neerlandés se haya paseado en un curso en el que no ha tenido rival.
Red Bull ha ganado también el campeonato de constructores, demostrando que la tiranía se ha extendido también a las escuderías, por lo que el liderato se ha mostrado intratable en una temporada en la que Ferrari tenía depositadas grandes esperanzas.
La escudería italiana quería competir por los campeonatos, pero en la recta final de curso se ha visto en la tesitura en la que Mercedes le puede arrebatar el subcampeonato de constructores y, además, sus pilotos intentan mantener el honor ante la presión tanto de Checo Pérez como de George Russell.
En esa situación se afrontaba la Q3 del GP de Brasil de Fórmula 1 cuando la lluvia amenazaba con hacer acto de presencia prácticamente al mismo tiempo en el que el semáforo se ponía en verde para afrontar la salida en la clasificación.
En ese momento, Kevin Magnussen ocupó la primera posición en el pitlane y, pocos monoplazas detrás, aparecía Charles Leclerc con neumáticos intermedios. El piloto monegasco resultó ser el único de los diez pilotos supervivientes en la clasificación que no había optado por los blandos.
Esta decisión acabaría dinamitando las opciones de Ferrari de hacer un buen papel en una sesión en la que se presuponía que los coches debían acabar parando en boxes para montar los intermedios ante la certeza de que, en algún momento, llovería en Interlagos.
Por este motivo, y ante la decisión de toda la parilla de salir a la Q3 con blandos, los nueve pilotos restantes comenzaron desde el principio a dar el máximo sabedores de que tendrían pocas vueltas en seco para hacer el mejor tiempo posible.
Leclerc, tras dos giros comprobando que sería imposible hacer algo decente con los intermedios, acabó parando. Ya era demasiado tarde. Poco después, George Russell acabaría hundido en la grava y la bandera roja saldría a relucir.
En ese momento, Kevin Magnussen era primero en la clasificación. Fue entonces cuando la posibilidad de la primera pole en la carrera del danés comenzó a cobrar sentido. En el momento en el que desde el equipo comunicaron la posición que ocupaba y las reales opciones de hacer pole, el piloto de Haas mostró su incredulidad: "Me estáis vacilando, ¿no?", espetó Magnussen.
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El orden de la parrilla no se vería alterado y, cuando se confirmó al 100% que nadie mejoraría el tiempo, la locura se instaló en el box del equipo norteamericano, que celebró por todo lo alto la primera posición conseguida por Kevin Magnussen.c
Tanto es así que, justo después de finalizar oficialmente la Q3 de la sesión de clasificación del GP de Brasil de Fórmula 1, el director de comunicación del equipo comenzó a explicar al piloto el protocolo que debía seguir al ser el poleman del Gran Premio.
Las imágenes que se acabaron viendo en Interlagos fueron, por tanto, únicas en la Fórmula 1, puesto que Magnussen nunca había tenido la oportunidad de salir primero y porque la alegría terminó por conquistar a toda la grada brasileña.
Además de todo, se trataba de la primera pole en la historia de Haas en la Fórmula 1 y, además, era también la primera vez en la que un piloto danés se hacía con la primera posición en la sesión de clasificación de un Gran Premio.
"No sé qué decir. El equipo me ha sacado en el momento adecuado, éramos los primeros en el pitlane. He hecho una vuelta bastante decente y ha llegado la pole. Es increíble. He vuelto este año después de un año sabático y ha sido un viaje increíble", declaró Magnussen a los medios oficiales al finalizar la clasificación.