Max Verstappen ya es el campeón del mundo de la temporada 2024 de Fórmula 1. El piloto de Red Bull logró en el GP de Las Vegas la que es su cuarta corona, aupándole aún más en la historia del Gran Circo, al igualarse a los tetracampeones Alain Prost y Sebastian Vettel. Por delante, sólo quedan Fangio, Lewis Hamilton y Michael Schumacher.
Con este nuevo éxito, el piloto neerlandés prorroga su éxito en el campeonato un año más, con el que es su cuarto Mundial consecutivo. Sin embargo, el título de 2024 ha estado marcado por una ola de adversidades hasta ahora insospechada para Verstappen.
En DAZN te contamos cómo ha gestado esta conquista y todos los detalles que han llevado a Max Verstappen a convertirse en tetracampeón del mundo del Mundial de F1.
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Max Verstappen y el camino que lo ha llevado a ser el campeón del mundo del Mundial de F1 2024
LAT Images
El Mundial de F1 2024 comenzaba con pocos cambios respecto a lo visto el año anterior, con un Max Verstappen y un equipo Red Bull intocables en lo alto de la clasificación. Los de Christian Horner asustaban y en estos primeros compases el principal temor era saber si el astro holandés lograría mejorar sus estadísticas y ganar todas las carreras del año.
Este miedo se disiparía tras el abandono de Max en el GP de Australia, que ganó Carlos Sainz para Ferrari tras un fallo en los frenos del líder del mundial.
A pesar de ello, Verstappen no dio tregua en las citas posteriores del GP de China y Japón, cerrando un inicio de año con cuatro victorias de cinco posibles. Aunque todo empezaría a cambiar a partir de Miami.
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La cita en el autódromo internacional de Miami estuvo marcada por el chocante adiós de Adrian Newey a Red Bull, confirmando su salida de la marca después de 18 temporadas en Milton Keynes.
Una despedida indeseada y que llegaba justo cuando las disputas internas en Red Bull comenzaban a apaciguarse. Por si fuera poco, las consecuencias en pista de la marcha de Newey parecieron ser inmediatas. Lando Norris se llevó aquella carrera, cimentando su primera victoria en F1 en la solidez de un McLaren MCL38 que remontaba el vuelo respecto al inicio de año.
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Era pronto para saberlo pero, por primera vez desde 2022, las tornas comenzaban a cambiar en la F1. Desde el GP de Emilia Romaña en adelante quedó de manifiesto que la escudería de Zak Brown había consumado el sorpasso en rendimiento a Red Bull y su cada vez más dudoso RB20.
Inicialmente esto no fue impedimento para que Max Verstappen y los suyos fuesen relegados de las victorias. El ahora tetracampeón del mundo exhibió su pilotaje más fino y se apoyó en su equipo para derrotar a Norris en Imola, Canadá y Barcelona; Mónaco fue la única salvedad.
Pese a todo, a estas alturas de la temporada el declive de Red Bull y su RB20 era casi imperceptible gracias a Verstappen, que lideraba el mundial de pilotos con 69 puntos de ventaja sobre Lando Norris.
Sin embargo, la del GP de España fue la última victoria de Max Verstappen antes de una sequía de 10 carreras y cuatro meses en los que el mundial se puso al rojo vivo.
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La situación para Christian Horner y compañía tomó tintes más dramáticos a partir de entonces: actualizaciones fallidas, mejora de la competencia en general, nuevos candidatos a las victorias... Una suma de factores que puso al campeón del mundo contra las cuerdas.
En el GP de Austria, Verstappen y Norris batallaron de tú a tú por la victoria durante varias vueltas hasta que el neerlandés provocó un accidente que trajo de vuelta una actitud ostensiblemente antideportiva de Max que se creía enterrada en el pasado.
Los contendientes evitaron que la rivalidad se recrudeciese, pero eso no fue impedimento para ver a un Verstappen seriamente amenazado y en ocasiones, al límite. Ejemplo de ello fue el GP de Hungría, con un Verstappen iracundo por la radio con sus estrategas e impacto con Lewis Hamilton por el camino.
Con todo, el piloto de Red Bull seguía minimizando daños carrera tras carrera frente a un Lando Norris que no recortaba puntos al ritmo necesario y que pese al dominio de McLaren no había vuelto a ganar desde Miami.
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Al regreso del parón de verano la ventaja del equipo papaya pareció agigantarse en detrimento de una Red Bull aún más debilitada; Norris ganó con más de 20 segundos sobre Verstappen en Zandvoort que invitaba a pensar en un dominio a golpe de martillo hasta el final.
Nuevamente el pronóstico fue erróneo. Problemas en clasificación, errores de concentración y salidas nefastas pasaron factura al británico sistemáticamente en una racha que inlcluso pareció dejar a Piastri como el verdadero adalid de Zak Brown y Andrea Stella.
Lo único que mantenía el mundial abierto era el declive cada vez mayor de Red Bull, que tocó fondo en Monza y Azerbaiyán, justo después de la prohibición de la FIA de sistemas de frenado asimétricos.
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Los de Christian Horner languidecían pero Verstappen siempre optimizaba sus resultados y además sacaba garra: la gira americana fue buen testigo de ello cuando el neerlandés echó de pista a Norris en una defensa en Austin y salió airoso por parte de la FIA.
El cuestionamiento de la prensa a Max Verstappen no se hizo esperar, y este respondió tanto en pista como fuera de ella. En México llevó a su rival varios escalones por encima del límite en dos ocasiones, lo que le granjeó 20 segundos de penalización.
Sin embargo, el GP de Brasil sería la cita que marcaría definitivamente el Mundial de F1, cuando la lluvia en Interlagos dispuso un panorama adverso donde Lando Norris y McLaren naufragaron desde la pole; y en el que Verstappen y Red Bull se impusieron con autoridad pese a salir desde la posición 17.
La situación no podía ser más esclarecedora con un Max exultante en su mayor remontada en F1, volviendo a las victorias tras más de cuatro meses y endosando 18 puntos a un Lando Norris que nunca demostró la solidez necesaria, incluso con McLaren encaminada al título de constructores.
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Finalmente, Max Verstappen lograría su ansiado tetracampeonato en un GP de Las Vegas donde le bastó con ser quinto, volviendo a quedar de un Lando Norris sexto.
Un campeonato del mundo construido a base de talento al nivel de muy pocos en la historia de la F1, resiliencia en los momentos difíciles, saber aprovechar sus oportunidades y una constancia que le faltó a McLaren junto a Norris.
El joven inglés solo recortó 22 puntos a Verstappen en la sequía del holandés entre el GP de España y el de Brasil, por lo que la alternancia de marcas y pilotos en las victorias brindó un caos en el que Max supo desenvolverse mejor y fue más constante que su adversario pese a contar con peores armas.
En definitiva, un campeonato mucho más convulso y disputado respecto a las últimas conquistas de Max, honrando al vencedor después de años de dominio de Red Bull en los que la habilidad de Verstappen fue olvidada por muchos en pro de los monoplazas que pilotaba.