Alcanzar la cima del automovilismo no es fácil y requiere mucho esfuerzo, sacrificio y dedicación. No solo por parte de los pilotos: las familias también tienen que hacer sacrificios.
Pedro Acosta no fue una excepción. De niño, estudiar no era su pasión, pero sus padres le enseñaron que necesitaba un colchón por si no conseguía su sueño de llegar al campeonato del mundo de motociclismo.
"Nunca me ha gustado estudiar. Pero cuando eres más pequeño, si quieres algo, te lo tienes que ganar, así que estudié hasta donde pude", explica el murciano, a quien su padre siempre le mostró lo dura que es la profesión familiar, la pesca, para fomentar que estudiase.
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"Estoy contento con lo que me enseñó mi padre. Cuando quieres algo, te lo tienes que ganar, estoy contento de haber aprendido eso", asegura.
Y es que montar en moto siempre fue un premio a los estudios. Pero, una vez llegó al nivel profesional, ha necesitado otros apoyos para seguir avanzando. Mi padre no es millonario. Si este año no hubiera venido Aki, o KTM, o Red Bull a decirme que tenía un sitio, yo ahora estaría en mi casa", reconoce.
"Había gente que me decía que los pilotos buenos tienen equipo, pero a mí, cuando me quedé sin equipo, nadie me dijo que si quería correr", comenta, recordando las temporadas 2018 y principios de 2019, cuando se quedó sin moto en el FIM CEV.
En los momentos más difíciles es cuando su familia más le ha ayudado. "Se han volcado bastante, sin ellos habría sido imposible llegar", afirma.
Echando la vista atrás, al año 2020, recuerda a su equipo, el MT-Foundation 77, con quien tenía previsto aterrizar en el mundial. "Estoy contento con la decisión de ir con mi equipo del FIM CEV, pero de la noche a la mañana eso se torció. No fue culpa de mi equipo ni del Prustel", explica.
"Yo estaba sin equipo y solo corría la Rookies, gracias a que la pude ganar y me vieron, me pude venir aquí", reconoce.
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"Si no hubiera venido aquí, seguramente estaría haciendo otro año de Rookies o lo que fuese, porque si tuviera que poner dinero para correr, estaría en mi casa", relata, agradecido, por la oportunidad que le dio Aki Ajo.
Acosta estaba convencido de su potencial sobre una KTM, y así se lo hizo saber a su manager, Alber Valera, antes de llegar al mundial.
"La única moto que he probado ha sido KTM. Lle dije 'Valera, si quieres que hagamos algo, necesito una KTM'. 'Búscame una KTM que con esto podemos hacer algo importante'".
"Paco y yo somos como hermano mayor y hermano pequeño"
Si hay una persona que ha acompañado a Acosta en su camino al campeonato del mundo, ese es Paco Mármol.
"El primer día que me monté en una moto de carretera, fue con él. No sé qué me vio, pero desde ahí hemos ido como hermano mayor y hermano pequeño. Si necesito algo, él está ahí. Y si necesita algo, estoy yo", cuenta el piloto murciano.
"El invierno me lo he pasado entero en su casa, en Molina, a una hora del Puerto de Mazarrón", recuerda. "Ha sido un invierno bueno, el mejor que hemos preparado nunca", asegura.
"Venía con la idea de que esto es un mundial e iba a ser duro. Ha sido duro, pero creo que también nos hemos preparado bien para ello".
"Nadie se espera llegar al mundial e intentar ganar"
Es la revelación. El fenómeno del año. La gran sorpresa. Pedro Acosta ha asombrado al mundo con su espectacular aterrizaje en el campeonato del mundo de Moto3, donde se ha proclamado campeón, pero cuando se baja de la moto derrocha naturalidad y sencillez.
Así lo demuestra en su conversación con Ernest Riveras durante la entrevista en 'La caja de DAZN', un formato que invita a ver el lado más personal de un piloto que acaba de llegar pero ya está triunfando.
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"Nadie se espera, cuando viene al mundial, llegar e intentar ganar. Son cosas que vienen haciendo un buen trabajo", asegura.
"Desde que llegué al equipo creo que nos hemos encontrado muy bien, tanto los mecánicos conmigo como en la forma de trabajar. Creo que esa ha sido una de las claves", reconoce.
A pesar de ser uno de los nombres propios del campeonato del mundo de motociclismo, Acosta no tiene carnet de moto. "Por Murcia voy en bici. No me hace mucha gracia la moto por la calle, así que es mejor así", comenta.
Precisamente en su pueblo de Murcia, Puerto de Mazarrón, ha notado que la gente le conoce mucho más. "En tres meses ha pegado un 'boom' que ha sido grande. Pero en el pueblo ya se ha pasado un poco el 'boom', que es lo más importante", relata.
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