Desde el año 2006 los ‘tifosi’ no llenaban las gradas del circuito de Imola para una carrera de Fórmula 1. El ambientazo ferrarista estaba justificado por muchos motivos: el retorno de la afición, el liderato de Leclerc, la superioridad mostrada en Australia y un circuito que por su tipología venía perfecto para las características del Ferrari, pero se aguó la fiesta y no porque la pista estuviese mojada.
Verstappen venía de dar los primeros golpes, pole el viernes y victoria en la ‘sprint’ el sábado ante un Leclerc que se le había adelantado pero que sufrió después el ‘graining’ en seco con el neumático blando.
Si algo teníamos claro antes de la salida es que en este fin de semana fue muy complicado poner a punto los coches con las condiciones climatológicas cambiando continuamente. Una dificultad intensificada por el formato ‘sprint’, con menos tiempo para entrenar, acertar con los reglajes y probar nuevas piezas.
Sin ser una gran revolución, Red Bull presentó una nueva bandeja de té doble para mejorar la eficiencia aerodinámica del fondo plano, mientras que Ferrari no presentó nada nuevo.
Red Bull dio con la tecla primero con la configuración y después sus pilotos estuvieron soberbios desde la salida a la meta. Los dos RB18 salieron mejor que los Ferrari, su sistema de arranque parece el mejor, Verstappen defendió con éxito la pole y Pérez adelantó a Leclerc haciéndose fuerte en la segunda posición mientras el monegasco fue superado hasta por Norris en una pista mojada que acentuaba el punto débil del Ferrari, calentar neumáticos en las primeras curvas.
Leclerc recuperó la tercera posición tras la relanzada pero ni esta vez con aire limpio fue capaz de recortar tiempo a los Red Bull. En la vuelta 19 la pista ya tenía un buen carril seco y comenzaron las paradas para montar ‘slicks’. Leclerc salió por delante de Pérez pero con un margen muy justo y con goma fría no pudo resistir el ataque.
El trabajo de ‘Checo’ fue magnífico porque taponó a Leclerc durante sus vueltas más explosivas mientras Verstappen tiraba y sacaba más ventaja en cabeza de carrera, después el mexicano también comenzó a bajar tiempos y se distanció, su ritmo era tan superior que hasta cometiendo un recto pudo volver a escaparse del Ferrari. Mencionar que el DRS no se habilitó hasta la vuelta 34 por lo que Leclerc no contó con esa arma en los momentos en los que estuvo más cerca del Red Bull.
No contentos con el tercer escalón del podio (asegurado por un colchón de 27 segundos con Norris), el muro de Mattia Binotto optó por una estrategia arriesgada a 13 vueltas del final, cambiar al neumático blando. Leclerc entró a boxes y salió por detrás de Norris, no tardó en adelantarle en Tamburello pero enseguida el monegasco se dio cuenta, así lo avisó por radio, de que no estaba cómodo con la goma más blanda.
Lo siguiente fue perder el coche en la Variante Alta hasta pararse en el muro. Podio perdido, pero con la suerte de continuar, cambió alerón y gomas en el ‘pit lane’ y pudo remontar hasta la sexta posición.
El primer error del líder y el primer doblete de Red Bull, la fiesta italiana chafada y los de Christian Horner recortando todos los puntos que se podían en esta carrera. Se dio la vuelta a lo sucedido en Albert Park, donde Ferrari desgastó los neumáticos mucho mejor que Red Bull, en Imola ha sido al revés y por eso Verstappen ha arrasado con 16 segundos de margen.
Otro chasco doble
El abandono de Carlos Sainz y Fernando Alonso provocó el mismo sentimiento de bajón que en la Q3 de Australia. El madrileño salía cuarto tras una gran remontada en la ‘sprint’ que hizo olvidar el error en clasificación del viernes y el asturiano, noveno con opciones de hacer un buen papel con la pista mojada, una de sus mejores habilidades.
Esta vez, la mala suerte que siempre le toca a alguien en una carrera con agua golpeó a ambos en la salida. Sainz terminó atascado en la grava por culpa de un toque de Ricciardo y Fernando Alonso fue golpeado por Mick Schumacher en un trompo del alemán. El Alpine sufrió un enorme boquete en el lateral derecho con el pontón y el fondo plano destrozados.
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En el caso de Carlos son ya dos abandonos consecutivos a las primeras de cambio que no solo lo descuelgan 48 puntos del título sino que le han impedido pilotar durante dos carreras enteras cuando lo que necesita con más urgencia es entender mejor el coche y quitarse la presión.
Fernando Alonso tampoco ha empezado con buen pie y pierde también la batalla en puntos con su compañero de equipo, Esteban Ocon, un 20-2 que no se corresponde con la superioridad de Fernando sobre el francés en todas las sesiones previas a la carrera del domingo en Imola.
Hamilton desencajado
Si no contamos el GP de Azerbaiyán del año pasado, el decimotercer puesto de Lewis Hamilton en Imola ha sido su peor resultado desde Europa 2012. El heptacampeón inglés ha sufrido mucho en el legendario circuito italiano, no pasó de la Q2 el viernes, perdió dos posiciones en la ‘sprint’ y fue incapaz de adelantar en carrera, hasta lo dobló Verstappen.
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Ya sabemos que el Mercedes es un coche muy incómodo este año, el que más sufre de rebote en las rectas y que tiene mucha resistencia al aire, pero el otro piloto de la escudería alemana, George Russell, lo está haciendo funcionar.
Las pruebas son sus resultados frente a Hamilton y este cuarto puesto en Imola le sitúa con 21 puntos más que su compañero y dejando sensaciones mucho mejores. Russell salió undécimo y remontó 7 posiciones mientras que Hamilton fue incapaz de adelantar a Gasly.
Tal vez debido a sus tres años en Williams, Russell venga más acostumbrado a conducir coches problemáticos, algo a lo que Hamilton no ha tenido que enfrentarse en sus largos años de dominio absoluto en la Fórmula 1.