El dominio de Red Bull en la Fórmula 1 se explica gracias al trabajo de una de sus figuras clave: Adrian Newey. El ingeniero ha sido el responsable de construir los dos monoplazas más exitosos en 'El Gran Circo'.
Sus coches hicieron cuatro veces campeón del mundo a Sebastian Vettel y tres veces a Max Verstappen. Es una de las piezas más cotizadas de la F1, tener a Newey es garantía de éxito y Ferrari puso todo en el asador para hacerse con sus servicios.
Christian Horner, jefe del equipo Red Bull, explicó cómo fue su estrategia para retener al gran cerebro de la F1.
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El año 2014 fue una temporada complicada para Red Bull. Venían de dos años en los que el motor Renault no había cumplido con las expectativas y su corona ya encajaba en la cabeza de los Mercedes, que habían comenzado su reinado.
Sebastian Vettel decidió poner fin a su vinculación con los energéticos después de conquistar cuatro mundiales consecutivos y el futuro se vislumbraba oscuro para los energéticos. Sin embargo, la peor noticia para los de Milton Keynes fue la tentativa de Ferrari para fichar a su hombre estrella: Adrian Newey.
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“Ferrari fue difícil para él, le prometieron el mundo. Puedes tener un estilo de vida de Hollywood, volar a la fábrica desde Mónaco todos los días y no pagar ningún impuesto y puedes diseñar un coche de carretera y esto, aquello y lo otro”, dijo Christian Horner en unas declaraciones en el podcast Eff Won With DRS.
La oferta de Ferrari era difícil de superar, la escudería más laureada del mundo llamando a la puerta del mayor talento tras los muros, una sociedad que prometía grandes resultados. Sin embargo, en Red Bull, su casa, trazaron un plan para convencerle.
“Logré persuadirlo para que se quedara diciéndole: ‘Haremos un coche de carretera. Si quieres hacer un coche de calle, lo haremos", explica Horner.
"Fui a ver al entonces CEO de Aston Martin Andy Palmer y le dije: ‘Mira, tenemos posiblemente el mejor diseñador de todos los tiempos, tienes dos grandes marcas. No vamos a financiar el coche, pero tiene sentido juntar ambas cosas", relata.
Esto fue el punto de partida para el nacimiento del Aston Martin Valkyrie, el monoplaza con el que la escudería de Silverstone entrará en el Mundial de Resistencia y que podría caer en manos de Fernando Alonso.