El Mundial de MotoGP 2023 no está siendo nada fácil de gestionar para Marc Márquez y Fabio Quartararo. Las dos grandes estrellas de Honda y Yamaha en la clase reina no están pudiendo luchar por las poles position y victorias en cada carrera por los arduos problemas que sufren la RC213V y M1 en comparación con la Desmosedici GP23, KTM RC16 y la RS-GP 23.
Una difícil situación que ha terminado con la paciencia de ambos campeones, que decidieron seguir en Silverstone la misma estrategia para presionar a sus fábricas y hacerles reaccionar justo cuando les resta una temporada más de contrato.
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¡Yamaha tiene un mes para convencer al 'Diablo'!
"En el test de Misano (11 de septiembre) quiero tener pruebas. Tienen un mes. Yamaha lleva tres años prometiéndome cosas en un documento 'pdf' de diez páginas, de las que luego no se cumplen nueve y media. Este año no quise ver ese 'PDF'", desvela Fabio Quartararo.
"No quiero ver cosas escritas, lo que quiero ver es la moto de Misano, porque esa será, al 95%, la que correrá en 2024. Allí se verá si Yamaha realmente me quiere para el futuro", señala Quartararo.
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"Yamaha es la prioridad porque es la marca que me trajo a MotoGP. Confío en Yamaha y le di una oportunidad, pero no habrá una segunda", manifiesta 'El Diablo'.
"Ahora me siento mucho más libre. Tengo en casa a la gente que se ocupa de la parte jurídica y de la parte económica. Yo sé lo que quiero, no quiero marear. Eso será muy importante con vistas a ver lo que Yamaha hace para el año que viene", asegura Fabio.
¿Por qué a Fabio Quartararo lo llaman 'El Diablo? El origen de su mote
DAZN
Fabio Quartararo es conocido dentro de la parrilla como 'El Diablo', un curioso mote que le pusieron cuando tan sólo era un niño. El piloto de Yamaha se confesó en 'La Caja de DAZN' y explicó cómo surgió este apodo.
"Cuando tenía siete años tenía una réplica de un casco de Roberto Locatelli y este casco tenía un diablo detrás. Tenía siete u ocho años, un niño y hemos hecho todo lo que son las pruebas, vamos a competir y uno me llamó el diablo. Estábamos unos 20 y ya, a partir de ahí, todo el mundo el diablo, el diablo, el diablo, y ahí se ha quedado hasta ahora", recuerda Quartararo.