Cercana a Birmingham, famosa por nada. Para los británicos Leicester es un sitio neutral, sin acento, sin trascendencia. Ciudad de provincias con algo más de 300.000 habitantes, nada destacable había sucedido allí… hasta 2016.
La facturación de los ‘foxes’ era de 104 millones. El Chelsea gastaba más del doble solo en salarios y el City acababa de invertir casi 200 en la ciudad deportiva.
¿Entonces… cómo pudo suceder?
Todo empezó con la llegada de Claudio Ranieri. El italiano tomó las riendas tras la salida de Nigel Pearson y construyó un equipo basado en cuatro claves: correr, ser compactos, controlar el espacio y crear superioridades.
Lo paranormal se convirtió en cotidiano aquel año. Hasta un seísmo provocaron los aficionados celebrando un gol. Leonardo Ulloa fue el culpable de que la Tierra se moviera en honor al Leicester. A finales de febrero el Leicester había sobrevivido al tríptico Liverpool, Manchester City y Arsenal en 14 días y seguía en lo más alto de la tabla, pero aun quedaban batallas por luchar. El Leicester recibía en casa al Norwich y el partido se puso cuesta arriba. Pero una jugada de Mahrez, un centro de Albrighton y un oportuno remate del delantero argentino en el 89 dio la victoria a los ‘foxes’, que celebraron con tanta rabia el tanto que provocaron un pequeño seísmo reconocido por la Universidad de Leicester.
Jamie Vardy figura del Leicester City
Pero la cara del éxito sobre el verde fue Jamie Vardy, un obrero del fútbol que llegó a la élite a los 27 y desde entonces no ha parado de hacer goles -más de 100 suma ya en Premier-. Aquel año incluso rompió el récord de partidos seguidos marcando que ostentaba Ruud Van Nistelrooy. El inglés hizo 13 tantos en 11 partidos.
Vardy es un personaje peculiar, pura energía y un bromista. Admitía que se mantenía tan lejos del gimnasio como pudiera y que devoraba bebidas energéticas.
No podemos olvidar a Vichai Srivaddhanaprabha, que se hizo con el club en 2010 -cuando aun militaba en Championship- y cambió la cara del club. Era conocido como Khun Vichai. Su apellido impronunciable significa “luz de la gloria progresiva”. En 2018 un trágico accidente acabó con su vida, pero dejó en Leicester una huella imborrable.
Ahora, un lustro después de aquel éxito, el equipo se ha reinventado para seguir compitiendo con el ‘Big Six’. El entrenador, Brendan Rodgers, es uno de los grandes culpables. Ha conseguido cambiar el estilo del equipo de forma brillante y dirige a una hornada de talento con nombres propios como Maddison, Ndidi, Tielemans, Fofana y tantos otros. Y, por supuesto, sigue sacando jugo a Vardy y un Schmeichel sensacional bajo palos.
¿De qué hablamos cuando hablamos de fútbol?
De milagros como el del Leicester en 2016, que nos recuerdan por qué amamos tanto este deporte.
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