Brighton y Tottenham medían sus fuerzas en el Falmer Stadium en un partido aplazado de la jornada 16 de la Premier League que empezó con emociones fuertes y que era vital en las aspiraciones europeas del equipo de Antonio Conte, que llegó a afirmar días atrás que la meta del club era asegurar su presencia en la próxima edición de la UEFA Champions League.
Y empezó con emociones fuertes porque el equipo visitante dispuso de una clara ocasión de gol en los primeros compases del partido. Robert Sánchez, portero español del equipo local, controlaba el balón en la frontal del área y cuando se disponía a despejar, la presión de Harry Kane surtía efecto y el ariete inglés se llevó el esférico tras un rebote.
Cuando los aficionados londinenses ya se estaban relamiendo viendo a su mejor jugador afrontar la portería sin guardameta, un error inesperado por parte del buque insignia del Tottenham acababa con la jugada en saque de puerta favorable al conjunto de Graham Potter.
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Bien es cierto que Kane, a pesar de estar en el interior del área, estaba algo escorado y con el balón situado para su pierna menos hábil, la izquierda. Aun así, la calidad y el talento demostrado por el talentoso delantero inglés durante todos estos años hacía pensar que era una jugada idónea para culminarla con el primer tanto del partido.
No fue así, y el Tottenham debió seguir madurando un encuentro que empezó mejor que su rival y que debía ganar para superar al West Ham y arrebatar al cuadro de David Moyes la sexta plaza de la tabla clasificatoria de la Premier League, toda vez que en Brighton estaba recuperando un partido atrasado.
Ni siquiera se habían cumplido los cinco primeros minutos de juego cuando Kane se atrevió a saltar a la presión ante el malogrado control de balón de Robert Sánchez, que perdió el esférico regalándole una ocasión de oro a un ariete del nivel del delantero del Tottenham.
De hecho, tan clara fue la ocasión que, tras llevarse el balón de rebote después de que el meta español intentar despejar a la desesperada, Kane pudo acomodarse el esférico e internarse, con total tranquilidad, en el área local.
Cuando todo hacía indicar que el Tottenham celebraría pronto el primer gol del partido, el disparo, algo escorado, de Harry Kane con la pierna izquierda, se paseó por delante de la portería vacía de Robert Sánchez, que respiró aliviado cuando constató que el balón se marchaba a saque de puerta.