Pep Guardiola ofrece un semblante calmado, con una tímida sonrisa en la que se intuye tranquilidad, satisfacción.
Guillem Balagué, que tiene la oportunidad de entrevistarlo para DAZN, pronto se da cuenta. Es un Guardiola relajado, con el sabor de la Premier League recién disfrutado y esa final de la Champions League contra el Chelsea en el horizonte.
Las temporadas van asentando esa imagen serena de Guardiola, alejada de su primera versión, esa del Barcelona en la que abrazó el estrés sin pretenderlo. Él mismo habla de aquello y de ahora, del cambio y el camino hasta llegar a él. Será al final de la charla. En el principio de la misma, el entrenador español reconoce que la temporada está siendo difícil, pero que ganar le ayuda a llevarlo mejor.
"Todas las temporadas son complicadas. La pandemia afectó en muchas cosas: el día a día, los vestuarios no están juntos, no puedes hacer charlas. Es más complicado. Pero no puedo negar que, en el fútbol, si ganas se vive mejor".
A Guillem Balagué le asalta una duda que es bastante común dentro del mundo del fútbol: ¿Es este Manchester City la mejor creación de Guardiola?
"Todos los años han sido buenos. Incluso el primer año aquí, que no ganamos nada, fue un año de mucho aprendizaje, donde dimos un salto muy bueno como equipo. El segundo año, en el que ganamos la Premier League con 100 puntos, fue consecuencia del primero. Estamos todos muy contentos, no podemos negarlo".
Dijo Jorge Valdano una vez que el fútbol es un estado de ánimo. Guardiola, sin mencionarlo, le da la razón. El Manchester City se ha acostumbrado a conjugar el verbo ganar y eso le ha llevado a tener un estado de ánimo óptimo y una confianza otrora lejana.
"Ganar en tres de los últimos cuatro años en Inglaterra nos da un autoestima muy grande para los próximos años, para ver que somos capaces de hacerlo, de seguir ganando después de ganar. Creérselo y tener confianza son muy importantes en el deporte. Y a nosotros este año nos han reforzado mucho".
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En octubre de 2020, Guardiola se encontró con el presidente del Manchester City. Por aquel entonces había turbulencias en el Etihad. El equipo no había alcanzado la velocidad de crucero y algunos veían ligeras fisuras en el proyecto. Sin embargo, Guardiola abandonó aquella charla con un buen sabor de boca. Sintió la confianza y eso le dio fuerzas.
"Fue muy importante hablar con él. Quería sentir si el club y nosotros íbamos de la mano. Ahí vimos que había que seguir. Nos hablamos claro y me convenció. Vi que confianza en nosotros, en mí, y me dije: vamos".
En diciembre, tras empatar contra el West Bromwich Albion, a Guardiola le asaltó una sensación nunca antes vivida. No era el resultado, sino el cómo. Las formas muy por encima del fin. Estaba preocupado y decidió actuar. Lo que vino después fue el camino más recto hacia la gloria.
"Es la primera vez que no veía nada de lo que siempre me había gustado ver. Y no hablaba de ganar o perder, sino de algo más táctico. Hablamos de volver a nuestros principios. Recuerdo que el siguiente partido ganamos, pero jugamos no muy bien. El Southampton fue mejor que nosotros. Ganamos 0-1, pero podíamos haber empatado. Esas cosas del fútbol. Luego jugamos un pelín mejor, al siguiente partido otro pelín mejor, y así.
"Veíamos que los otros perdían y nosotros seguíamos ganando y ganando. Esa dinámica nos dio la Premier League y las otras competiciones".
"El hecho de ganar te ayuda. Te ven con otros ojos. Ya sabes que sólo admiramos a los ganadores, por desgracia. De todas las palabras que salen de un ganador se hacen libros. Los mismos argumentos que te estoy dando, si hubiéramos perdido, no servirían absolutamente de nada. Como dice Marcelo Bielsa: olemos bien sólo los que ganamos. Desafortunadamente es así".
El faro silencioso de Guardiola es Juanma Lillo, cuya importancia reside en el optimismo, la positividad, el ver siempre el vaso medio lleno. Todo ello, sumado a su gran conocimiento del fútbol, lo convierten en un valuarte insustituible para el técnico del Manchester City.
"Tengo a Juanma Lillo. Es una persona con gran capacidad de analizar el juego y también una gran virtud, que es no hablar mal de nadie nunca. Siempre ve las cosas buenas de los demás. Yo, que soy más pesimita, más negativo en según qué cosas, lo tengo a él, que siempre le da la vuelta hacia las cosas buenas. Siempre habla bien, siempre habla positivo. Es una gran suerte. Todo esto te ayuda a aprender de ello, a disfrutar mucho más de tu profesión de lo que disfrutaba cuando empecé en el Barcelona, donde todo era mucho más estresante, más loco".
¿Podía encajar el estilo de Pep Guardiola en un fútbol tan físico y eléctrico como el inglés? Ahora es fácil decir que sí, pero el entrenador español ya había respondido en su cabeza esa pregunta mucho antes.
"Yo estaba convencido, al igual que me pasó en Alemania, que de esta manera se podía ganar en todos los lados. Las distancias son las mismas, hay once contra once. La suerte que he tenido es que he ido a clubes muy fuertes, poderosos económicamente y con jugadores muy buenos. Sin ellos no habríamos ganado lo que hemos ganado. A veces las cosas las puedes hacer más rápidas, y en otras necesitas más tiempo. Yo he tenido la suerte de estar en un club en el que me han dado tiempo".
Para terminar, una frase con la que enfatizar lo conseguido, una sentencia que muchos comparten aunque algunos la digan con la boca pequeña. Guardiola lo dice claro y se acuerda de Javier Tebas.
"La Premier League es la mejor liga del mundo. Seguro que a Javier Tebas no le gustará, pero es lo que hay".