2021 fue el año de su confirmación y 2022 el de seguir abriéndose paso entre la élite. Y bien pronto ha comenzado Paula Badosa a construir sobre esa base. Subrayando su nombre en la antesala del Abierto de Australia, ganando a Barbora Krejcikova en el WTA 500 de Sídney (3-6, 6-4 y 6-7) y consiguiendo el tercer título de su vida.
¡Qué forma de empezar el año!
Y es que no hay final que se le resista, hasta el momento, a la española. Tres ha jugado, tres ha ganado. 2021 lo inició logrando, en mayo, el primer trofeo WTA de su carrera, el del Abierto de Belgrado de categoría 250, y lo cerró con una histórica primera victoria española en Indian Wells y participando en su primera Copa de Maestras.
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Allí donde, en un duelo también para los anales del tenis español, terminó cayendo ante Garbiñe Muguruza, a la postre reina mundial.
Puso aquella derrota el punto final a un año mágico, preludio de un 2022 todavía más prometedor. O al menos eso se entiende viendo cómo le ha tomado el pulso la tenista nacida en Manhattan.
Perdió en Adelaida contra Victoria Azarenka, la misma contra la cual se coronó como primera española campeona en Indian Wells, pero reina en Sídney, donde su camino ha sido sobresaliente.
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Tres antiguas Top 10, la vigente campeona olímpica y la vigente campeona de Roland Garros han quedado en la lona a su paso. Jeļena Ostapenko, Ajla Tomljanović, Belinda Bencic, Daria Kasatkina y finalmente Barbora Krejcikova.
Badosa es ya una realidad y esta es su forma de decirle al mundo, a las puertas del Open de Australia, que va a por todas. Melbourne te espera, Paula.