Rafa Nadal vuela de nuevo. El tenista balear regresó a la competición 347 días después para demostrar que su zurda no se ha rendido. Todavía espera su última batalla.
Su vuelta en Brisbane antes del primer ‘Grande’ del año, el Abierto de Australia, fue toda una declaración de intenciones. Se dejará hasta el último aliento para volver a tumbarse con los brazos abiertos celebrando otro trofeo.
El español tocó fondo en 2023. Atravesó un infierno de lesiones que incluso le hicieron pensar en el peor escenario: la retirada. Pero su espíritu guerrero, inspirado en la leyenda del colibrí maya, recobró la vida en el último suspiro para afrontar el reto más difícil de su carrera.
Lee más | Consulta el palmarés completo de Rafa NadalRafa Nadal y la leyenda del colibrí maya: el reto más difícil de su carrera
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Rafa Nadal es inmortal. A sus 37 años y después de más de un año sin competir, el balear regresó a Brisbane y arrasó en dos sets a Dominic Thiem, dejando claro que su vuelta tenía un objetivo claro: Volver a ganar.
El hondo saber de la civilización maya, estudiosos de los fenómenos sobrenaturales, cuenta que el colibrí es el encargado de devolver las almas que nunca se debieron ir a la vida. Según la leyenda, el ave sobrevuela el inframundo estudiando cada una de las almas allí presentes y decide rescatar a las indicadas: una de ellas fue la de Rafa Nadal.
El periodo de recuperación del balear, alejado de las grandes competiciones, fue desolador. Durante gran parte del año del 2023, la agonía de pensar que Nadal no volvería a empuñar una raqueta en la hierba del All England Lawn Tennis & Croquet Club de Wimbledon o en su capilla sixtina, la Philippe Chatrier de Roland Garros, se apoderó del universo tenis.
El manacorí asistió desde su recuperación en la soledad a todos los títulos que su máximo competidor histórico, Novak Djokovic, conquistó en el año más prolífico de su carrera. El serbio ganó todos los ‘Grand Slams’ del 2023, tan sólo interrumpido por un Carlos Alcaraz que se impuso en la hierba de Wimbledon para frenar la brecha de títulos entre Novak y Rafa.
En 2024, el reto es de dimensiones mayúsculas. Nadal se prepara para competir contra un Djokovic en plena forma. Una máquina perfecta, cuidada hasta el último milímetro, que sólo tiene en mente seguir ganando títulos para consagrarse como el más grande de la historia.
Esa rivalidad entre español y serbio ha servido durante años a los dos tenistas para retroalimentarse, exprimir lo mejor de cada uno y llevar su físico hasta el límite. Nadal es un animal competitivo, necesita retos, cuánto más difíciles, más estímulo y su mirada dice que está listo para la batalla.
Es imposible no ilusionarse. El nivel exhibido en su regreso a la pista demuestra que no existen moldes para el balear. Potente en el saque, certero con su zurda y fino con el revés. Parece como si el español hubiera congelado el tiempo.
La gran afrenta de Rafa será su cadera, operada en junio del año pasado. La cirugía le hizo perder algo de velocidad en movimientos laterales, pero lo suple con un estilo más agresivo. El español pasa más tiempo cerca de la red, dentro de la pista, para acortar los puntos lo máximo posible. Una estrategia que a Djokovic le ha funcionado a la perfección.
Nadal lo ha vuelto a hacer. En enero de 2024 nos volvió a levantar de nuestros asientos para aplaudir su fuerza, su coraje, su espíritu. Una mentalidad que cala e inspira. No importa las veces que pueda caer, Nadal, al igual que el colibrí maya, siempre vuelve para devolvernos a la vida.