La vela española continúa de dulce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y suma su segunda medalla tras el bronce de Joan Cardona en Finn. Jordi Xammar y Nico Rodríguez han logrado el bronce en la clase 470 en la que era su última competición juntos después de cinco años. Nada más cruzar la línea de meta, los regatistas han protagonizado una de las reacciones más puras de esta cita olímpica.
"¡Toda la put* vida soñando esto, host**!", gritaban emocionados mientras se abarazaban celebrando que por fin, tras años de trabajo y sacrificio, había llegado su recompensa. "Llevo soñando con una medalla desde que soy niño, llevo toda la vida esperando un día como el de hoy, empiezas a navegar y sueñas con ir a unos Juegos Olímpicos y en el mejor de los sueños sueñas con ganar una medalla olímpica", decía Xammar una vez calmadas las aguas.
"Estar aquí hoy, haber sido capaz de cumplir el mejor de los sueños es algo especial. Esta mañana me estaba lavando los dientes y sabía que quizás hoy estaba en frente de una oportunidad única y me he dicho a mí mismo: hazlo como quieras pero vuelve con una medalla”, continuaba.
Pensando en qué será lo primero que hagan cuando lleguen a casa, Nico Rodríguez, gallego, ya sueña con una buena mariscada. "Las que hagan falta; y un arroz con bogavante con mi madre y cervezas", afirmaba entre risas, lágrimas y abrazos con su compañero.
Los regatistas cierran con este bronce un ciclo en el que no se han bajado nunca del podio. 12 de 12, que incluyen tres medallas mundiales y tres europeas.
Xammar y Rodríguez afrontaban la Medal Race desde la tercera posición, a cuatro puntos de los suecos (segundos) y con un colchón de seis sobre los neozelandeses. La pareja española conocía al dedillo el campo de regatas, pues antes de los Juegos Olímpicos habían estado hasta en cinco ocasiones en Japón, y lo demostraron. Se compenetran a la perfección. Xammar, puro nervio, Rodríguez, la calma.
Desde la salida estuvieron en el grupo de cabeza junto a suecos, australianos y neozelandeses. Los españoles, después de mucho sufrimiento, lograron terminar quintos en la Medal Race, suficiente para colgarse el bronce y darle a España su 21ª medalla en vela, el deporte olímpico más laureado.
¿Quién es Jordi Xammar, el regatista bronce en Tokio 2020 que pudo dedicarse al motociclismo?
Jordi Xammar ya sabía lo que era competir en unos Juegos Olímpicos. Nacido en Barcelona hace 27 años, el regatista catalán terminó llorando en Río 2016 tras el 12º puesto obtenido en 470 junto a Joan Herp. Y entonces se le quedó clavada la espinita de no haber podido luchar por las medallas.
"No estaba orgulloso de lo que había hecho. Esa espinita o ese sueño lo he tenido dentro clavado y muy fuerte. No llego preparándome para este momento cinco años sino toda la vida", confesaba Xammar tras lograr el bronce en Tokio 2020.
El catalán ha sido un auténtico fanático de los Juegos Olímpicos durante toda su vida. En su casa siempre han sido una de las grandes citas que reunía a toda la familia, especialmente desde Barcelona 92, cuando Jordi ni siquiera había nacido. Su primer recuerdo olímpico fue estando de vacaciones en Menorca con sus padres, cuando escuchó por radio los resultados de Iker Martínez y Xabi Fernández, oro en 470.
Desde entonces, trabajó sin descanso para poder lograr el objetivo. Y eso que venía de familia motorista. Su padre, Pedro Xammar, fue piloto de motociclismo, pero nunca quiso que su hijo se dedicase a lo mismo por todo el sacrificio que exigía. Su mujer y él querían que hiciese deporte como hobby.
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Comenzó jugando de portero de fútbol en el colegio y después se pasó al tenis. Con tan sólo 4 años probó la vela, y desde entonces, jamás volvió a bajarse de un barco. Tal fue la pasión que el mar despertó en Jordi que siguió navegando en invierno en el Club Náutico Garraf. Fue campeón del mundo junior cinco veces, tres en 420 y dos en 470.
¿Quién es Nico Rodríguez, el odontólogo al que la vela le cambió su vida?
Nicolás Rodríguez, gallego de 30 años, siempre ha querido dedicarse a la vela, pero las circunstancias no se lo han permitido en algunas ocasiones.
Lleva navegando desde que era pequeño e incluso coincidió con Jordi Xammar en la clase Optimist, donde comenzó a fraguarse una de las grandes duplas de la vela española.
El gallego no obtuvo resultados tan prolíficos en 470 como su compañero y en 2016 se planteó dejarlo todo y marcharse a Amsterdam a trabajar como odontólogo, otra de sus pasiones. "Económicamente no era sostenible, trabajaba como odontólogo a media jornada en Las Palmas y mis vacaciones eran para competir y necesitaba ayuda. Tomé la decisión de asumir ser una persona normal e irme a Holanda a trabajar, hacer un master y ahorrar", contaba.
Pero entonces recibió la llamada de Jordi, que desde que coincidieron en categorías infantiles tenía claro que quería contar con él en el futuro, y su vida sufrió un giro de 180º. Xammar le propuso ser pareja de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y aunque estuvo varias noches sin dormir.
"Pensé que si le veía en un podio olímpico algún día, me tiraría por la ventana porque yo fui su primera opción para Tokio. Tenía 25 años y una oportunidad como esa no la iba a vovler a tener, quería al menos intentarlo porque era mi sueño. Si no, se me hubiese quedado una espina muy grande", reconocía Rodríguez.
"Nico es el ejemplo de una persona que lo ha intentado todo para hacer una campaña olímpica en la vela y hace falta alguien así en este deporte que es tan sacrificado", dice Xammar sobre su decisión.
Congeniaron desde el primer minuto, dentro y fuera del agua, y de la mano han obtenido grandes logros. Sólo les ha faltado el oro juntos.
Hoy, sus caminos se separan, pues en París 2024 el 470 será mixto, por lo que les obliga a cambiar de clase o buscar una compañera para continuar en la categoría. Sea cual sea su decisión, ya son historia.