El sueño del título mundial que tenía el contendiente inglés Lewis Ritson, y posiblemente su carrera, están en ruinas después de haber caído ante los puños del peleador argentino Jeremías Ponce el sábado en Newcastle.
El argentino subió al cuadrilátero con todas las apuestas en contra, a pesar de su récord de 28-0 con 18 nocauts, pero desde el principio demostró que era más que un rival de paso para Ritson, pues esta victoria lo acreditó para convertirse en el retador obligatorio del cinturón de peso superligero de la IBF que está en poder del irlandés Josh Taylor, quien recientemente se convirtió en campeón indiscutido de la división.
Desde la primera campana, Ponce se enfrentó a Ritson y le impuso un ritmo aterrador que parecía imposible de mantener. Ritson fue herido con un golpe al cuerpo en el primer asalto, pero fue creciendo en la pelea a medida que avanzaba, a pesar del hecho de que estaba perdiendo asaltos puramente por el ritmo de trabajo.
A partir de la mitad del combate, donde Ponce parecía llevar una cómoda ventaja, aprovechó el sudamericano para incrementar sus ataques y Ritson se vio visiblemente herido en más de una ocasión mientras se retiraba a las cuerdas para refugiarse. Al final del noveno asalto, su padre y entrenador, Dave Ritson, advirtió a su hijo que sólo le daría un asalto más, pero Ponce no se lo permitió.
Un golpe al cuerpo al comienzo del décimo asalto hizo mella en Ritson, lo que llevó a su esquina a tirar la toalla. Increíblemente, el árbitro Steve Gray desestimó el gesto y dejó que la acción continuara, pero después de más castigo por parte de Ponce, asaltos que hicieron caer a Ritson dos veces más, Gray finalmente entró en razón y detuvo las acciones.
Ponce puede ahora esperar una oportunidad por el título mundial, y basándose en esta actuación, es una recompensa totalmente merecida. La división de las 140 libras está pidiendo a gritos personajes y Ponce puede ser una adición interesante a la mezcla.
Mientras que Ritson, de 27 años de edad, tendrá que iniciar el camino de vuelta ahora que sumó su segundo descalabro profesional.