Tyson Fury y Deontay Wilder optaron por una sana distancia durante la ceremonia de pesaje, este viernes en Las Vegas.
En el último obstáculo antes de la pelea, los protagonistas de encuentro más interesante de fin de semana - que tendrá en juego el campeonato completo del WBC - evitaron acercarse demasiado y en su lugar intercambiaron a gritos amenazas las cuales insistieron harán realidad mañana por la noche.
Sin embargo, de cara al reto más importante de su carrera, Fury y Wilder tomaron sus precauciones y para este tercer - y último encuentro, según Wilder - ambos subieron para dejar la marca más alta de sus carreras.
Wilder, ex campeón mundial, pesó 107 kilogramos; mientras que Fury detuvo el field de la balanza en 125 kg, mucho más peso del que marcó en su encuentro ante Wladimir Klitschko.
"(Este peso extra) ¡Significa la aniquilación total del bulto! Aniquilación total, eso es lo que significa para mí. Lo voy a atropellar como un trailer de 18 ruedas. Lo siento por él, ni su hermosa esposa lo va a reconocer", dijo Fury.
Sin embargo para Wilder el exceso de peso se debió a:
"El peso me vino muy bien. Quería estar sexy y sentirme sexy. Estoy levantando un poco más de 350", dijo Wilder. "No habrá que apresurarme y ponerme su peso encima y cosas así".
En el duelo coestelar, en peso completo, el cubano Frank Sánchez marcó 109 kilos; mientras que su rival en turno, el nigeriano Efe Ajagba marcó 107.5. En juego, además de sus calidad de invictos, estará el título continental de las américas y el norteamericano de la WBO en peso completo.