Josh Taylor está en la cima del mundo. La noche del sábado en Las Vegas el peleador escocés logró unificar la división con una pelea de alto nivel que terminó con una decisión unánime y que lo hizo merecedor de las cuatro coronas mundiales de la división superligera.
En un encuentro entre campeones invictos, ambos peleadores arrancaron la contienda a un ritmo de golpeo sorprendente, pero tras dos caídas del mexicano, una en el round 6 y la otra en el 7, los jueces entregaron tarjetas iguales en favor de Taylor (14-112,114-112 y114-112) que lo convirtieron en segundo campeón indiscutido de la división en la historia del boxeo moderno.
Taylor arrancó la pelea a gran velocidad y con manos certeras logró castigar en varias ocasiones al mexicano, quien para el segundo round – dispuesto a no ceder espacio – comenzó a presionar con mucha mayor intensidad logrando asegurarse los rounds dos, tres, cuatro y cinco.
Sin embargo, la contienda se inclinó del lado de Taylor a partir del sexto rounds, cuando un descuido del mexicano terminó convirtiéndose en un derribo. Arrancando el round ambos comenzaron con una mano izquierda con mucha potencia, siendo el gancho de Taylor el que llegó justo a la barbilla. Ramírez se incorporó cuando la cuenta de protección iba en seis, sin embargo le costó trabajo recomponer el resto del episodio.
Para el séptimo round, más cauteloso Ramírez buscó la corta distancia para poder reponer lo que se había perdido, pero otro desliz lo volvió a depositar aún más lastimado en la lona. Esta vez producto de un upper de mano izquierda del escocés.
Ramírez intentó recomponerse y presionar, pero la potencia de sus manos escapó y solo quedó el corazón que no lo dejó dar un paso atrás y terminó la contienda de pie solo para escuchar las tarjetas de los jueces y ver como sus campeonatos e invicto quedaban sobre al línea tras una pelea digna.
Con este resultado, Taylor mejoró su foja a 18-0 con 13 nocauts, mientras que Ramírez sumó su primer derrota en 27 encuentros.