Los aficionados al boxeo se perdieron un posible clásico de los pesos pesados cuando David Haye tuvo que abortar su enfrentamiento de 2013 con Tyson Fury.
Un corte en el párpado a días de la fecha prevista dejó a Haye sin la oportunidad de aspirar a un título mundial, mientras que un joven Fury estaba desesperado por demostrar que era la figura que la división necesitaba.
Era una rivalidad que había prendido fuego y, cuando ambos se enfrentaban en programas de televisión o en ruedas de prensa, el público observaba y escuchaba con atención.
Justo en ese momento, Haye había llegado a la cima en dos divisiones y poseía la confianza necesaria para creer que Fury no estaba a su nivel. Sin embargo, a ocho años de esa pelea fallida y a tres de que Haye colgara los guanes, el ex campeón revivió el momento:
"Usar mi velocidad, usar mi poder de golpeo. Por aquel entonces Tyson Fury no era el boxeador que es hoy. Era muy joven, tenía muy poca experiencia. No era tan duro como ahora. No había pasado la prueba. Los obstáculos le han convertido en el hombre y el boxeador que es hoy", dijo Haye en entrevista a Sky Sports.
Fury se iba a enfrentar a Haye como un boxeador que todavía estaba aprendiendo y cuya victoria más destacada era un triunfo por puntos en 2011 sobre Derek Chisora. En un viaje a Estados Unidos a principios de 2013, Fury derrotó al ex campeón mundial de peso crucero, Steve Cunningham, en un combate en el que fue fuertemente derribado. Ese fue un incidente que dio a Haye una enorme confianza.
"Habría sido el perfecto, si era capaz de atraparlo. Un bebé, en términos de boxeo. Lo había derribado por un peso crucero que no pegaba, Steve Cunningham, así que era una tormenta perfecta para mí, pero la pelea no se produjo. Recibí un corte antes y nunca se pudo reagendar", finalizó.
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